Pocos se lo imaginaban. Y me temo que ni el mismo Vázquez había siquiera pensado en perder el partido frente al colista. Y menos aún, tras ponerse 1-0 y después 2-1. Lo cierto es que el Mallorca volvió a quedar en evidencia. En el aspecto grupal y, sobre todo, en el individual. Habría que hacer memoria de qué jugadores han cometido errores en anteriores partidos para hacer la suma y ver que son demasiados.
Especialmente para un equipo profesional. Cierto es que se puede fallar, todos lo hacemos -y algunos incluso hasta hay veces que acertamos más de lo previsto-, pero también es verdad que no se pueden permitir ciertas acciones que rozan la dejadez de funciones. Ayer se lució Joan Oriol, y no precisamente por hacerlo bien. También falló Wellenreuther, pero la diferencia es que el portero es inexperto, recién salido de su etapa juvenil, y que el lateral zurdo catalán tiene "el culo pelao", como diría Luis Aragonés, de patearse campos. No puede dejar a los rivales jugar con tanta tranquilidad ni centrar; y mucho menos si quien te ayuda es inexperto como Brandon, al que se le agotan las ideas al defender. Oriol, por desgracia, no fue el único veterano que ayer no estuvo afortunado y no hace falta recordar que las malas decisiones te penalizan en Segunda. Aunque hayas jugado lo suficientemente bien y hasta tenido muchas oportunidades de gol.
