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Preferiría no hacerlo

Fin de fiesta

Alguien debería haber vaticinado la derrota contra el colista porque esta película ya la habíamos visto - El batacazo deja valiosas lecciones para Molango y Vázquez

En esta Segunda División tan insondable tenía que ser el colista, un Bilbao Athletic casi desahuciado, el que arruinara la fiesta bermellona. El ´efecto Vázquez´ y el ´efecto Molango´ habían propulsado a un Real Mallorca que para muchos iba lanzado y sin frenos hacia el ´play-off´. Pero hace ya dos temporadas y media que la competición pinta de negro lo que entre semana era de color rosa. Cualquiera con un mínimo de sentido de la realidad debería haber pronosticado la derrota de ayer porque esta película ya la habíamos visto. El filial bilbaíno cosechó su primera victoria a domicilio del curso. Y contando con el partido de ida, le ha endosado al Mallorca casi la mitad de los goles que ha marcado hasta la fecha. Habría que dejarse ya de tonterías.

Ya se ven los costurones

El batacazo supone un tremendo golpe de realidad, pero arroja unas cuantas lecciones. Porque no hay nada como una derrota para que salgan a flote todo tipo de carencias y costurones. Lección para Molango: los chavales del Bilbao Athletic ganaron jugando al fútbol, no haciendo de soldados. Lección para Vázquez: Ortuño está a años luz de Acuña. Veremos si el club y el vestuario saben gestionar esta derrota con inteligencia. En todo caso, no hay razones para hacer un drama. El Mallorca tiene mejores argumentos que los que exhibió ayer, especialmente en defensa.

Bendecido

Cualquier paso que da Maheta Molango está bendecido por una afición que se ha rendido a su persona. El consejero delegado no se ha apuntado todavía ningún gran logro, pero ha sabido canalizar en su provecho el desapego que la menguante masa social del club sentía por la anterior propiedad representada por Utz Claassen. Cuando el alemán adquirió la mayoría accionarial intentó distanciarse todo lo posible de aquella etapa en la que tanto él como el resto de accionistas convirtieron Son Moix en un campo de batalla. No tuvo demasiado éxito y un importante sector de la afición le tuvo siempre bajo sospecha. Claassen será presidente al menos hasta que termine esta campaña, pero su rol en la entidad ha cambiado radicalmente. También el de Miquel Àngel Nadal, que ha pasado a convertirse en una especie de director deportivo florero.

Demasiado para nadal

Nadal se aprovecha de la indecisión de Molango para seguir en lo alto del organigrama. El manacorí es otro ilustre al que le viene muy grande el cargo, pero mientras el consejero delegado trata de buscarle encaje en algún lado, sigue haciendo acto de presencia en Son Moix. Molango está cometiendo el mismo error que Claassen: confundir prestigio con competencia. Por mucho que algunos se empeñen, contar con un notable currículum como futbolista no convierte a nadie en un director deportivo cualificado.

Falsos dioses

El problema de fondo es que en este país existe la mala costumbre de divinizar a los jugadores. Solo así se explica, por ejemplo, que Neymar acudiera el martes a la Audiencia Nacional como si fuera una estrella de rock. O que Mascherano no haya recibido ni un solo reproche público después de reconocer haber defraudado 1,5 millones de euros a Hacienda.

Debe ser una broma

Muy bloqueados tienen que estar los organizadores de Tokio 2020 para pretender tomar como modelo el Palma Arena. Esperemos que la delegación olímpica de la capital japonesa que visitó el velódromo el sábado se informe debidamente sobre qué hay detrás de la construcción de una instalación innecesaria y descomunal que hoy sigue siendo ejemplo de corrupción. De nada más.

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