Es un tópico, es verdad, pero de cara al partido de esta tarde, más real que nunca. En casa, ante el colista y en una tónica ascendente, el Mallorca no solo debe quedarse con los tres puntos sino que también debe convencer en su juego. Los puntos valdrán igual si, como ante el Alcorcón, se gana con un penalti en los últimos minutos. Pero las sensaciones también son importantes. El equipo, con los valiosos refuerzos en el mercado de invierno, necesita ya una victoria clara, contundente, sin medias tintas. El equipo está en deuda con una afición que va de decepción en decepción.
Lago Junior debe corroborar en su nueva casa las buenas sensaciones ofrecidas en su debut en Ponferrada; Ortuño tiene que ser el goleador que tanto busca el equipo, y Óscar Díaz convertirse en el hombre importante que apunta. Tres victorias consecutivas supondrían una buena dosis de moral, que falta hace.
