Fin de un mercado de invierno muy agitado para el Real Mallorca. La nueva propiedad empezó a exhibir músculo económico y firmó seis altas, dos de ellas después de pagar la cláusula de rescisión. Maheta Molango ha supervisado personalmente todas las operaciones y todo su trabajo se ha encaminado a reforzar una parcela ofensiva que ha sufrido una transformación radical.

Las seis altas firmadas deberían ser el remedio a la escasez de gol que ha mostrado el equipo en la primera vuelta y que le ha instalado en la parte baja de la clasificación. Colunga, Lago Junior, Pol Roigé, Ortuño, Salomao y Óscar Díaz, cuyo fichaje se formalizó ayer, prometen goles y renovar un ataque fracasado.

Por contra, son varios los bermellones que han tenido que abandonar el barco para hacer sitio a los nuevos. Fofo, Moutinho, Javi Ros y Bianchi, conscientes de que iban a perder mucha influencia en la segunda vuelta con la llegada de los refuerzos, han acordado con el Mallorca desvincularse del proyecto. Solo el portugués, que se marcha cedido al Tenerife, volverá en verano.

Tampoco la salida de Tià Sastre es definitiva. Su préstamo a L'Hospitalet hasta junio debería ser una buena ocasión para que el mallorquín progrese y demuestre que puede consolidarse en el primer equipo.

Este enero también ha confirmado el fracaso que supuso el fichaje de los tres brasileños. Gómes y Lima forman parte del filial desde la semana pasada. Carioca, por su parte, fue despedido por indisciplina. El delantero desatendió los frecuentes requerimientos del club para que regresara de Brasil y se incorporara a los entrenamientos en la isla.

Molango revolucionó el mercado al tantear a los delanteros con más gol de la categoría, entre ellos David Rodríguez (Alcorcón) y Sergio León (Elche), recibiendo varias negativas pese a que puso mucho dinero sobre la mesa. Al final compró gol pagando las cláusulas de Lago y Óscar Díaz.

Ha sido un enero fértil en altas y bajas, sin olvidar la renovación de Brandon. La competición juzgará el trabajo realizado.