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La crónica

Moutinho y Timon salvan el debut de Vázquez

Un penalti cometido sobre el portugués y transformado por Pereira en el minuto 77, junto a un paradón del guardameta a dos minutos del final, permiten al técnico empezar con buen pie - El gallego aplica su filosofía a rajatabla: ceder el balón al rival y jugar descaradamente a la contra

Un mes y medio ha tenido que esperar la afición del Mallorca para saborear una victoria. La última fue el 6 de diciembre, en el debut de Gálvez en el banquillo. No llegaron más. Ayer, en el estreno de Fernando Vázquez, el equipo sumó el quinto triunfo de la temporada ante un Alcorcón sin pegada. El espectáculo no fue precisamente una 'delicatesen', pero da lo mismo si al final los tres puntos se quedan en casa. Ante el Valladolid, hace siete días, el equipo jugó mucho mejor, pero el gato al agua se lo llevaron los pucelanos.

De penalti y en el último minuto, reza el tópico. No fue así ayer, pero casi. A un cuarto de hora del final, Moutinho, un revulsivo, fue objeto de un claro penalti por parte de Nelson. Pereira, todo decidido, se hizo con el balón dejando claro a quien quisiera entenderle que él lanzaría la pena máxima. La tensión en la grada era máxima. El equipo necesita calma a raudales y transformar el penalti daría una semana de tranquilidad. El francés lo tiró ligeramente a la derecha de Dmitrovic y sus compañeros celebraron el gol como si de una final europea se tratara. Para el Mallorca, a lo mejor más importante que un título continental. Le iba la vida desde los once metros. Se ha de valorar la valentía de Pereira por la responsabilidad que asumió. La historia del fútbol está plagada de ejemplos de jugadores que se han escondido en el momento de dar la cara.

El gol, celebrado desde la grada por un desatado Maheta Molango, fue el premio a un esfuerzo descomunal del Mallorca. Vázquez ha explicado durante la semana cuál será su filosofía: presión al contrario y salir a la contra, ser un equipo incómodo para el rival. La acción del penalti nació de una jugada de esta guisa: pelota a la carrera para Moutinho, que hacía veinte minutos que había sustituido a un buen Roigè, se internó en el área y fue objeto de penalti. El Mallorca ya se pudo poner con ventaja en la primera parte. A los trece minutos, Roigè, con el descaro propio de un chaval de 21 años, tiró ajustado al palo. Antes del descanso, Acuña y Sissoko también tuvieron sus opciones. Fue lo único en ataque de los locales.

El problema del sistema de Vázquez es que exige mucho físicamente. Los jugadores acabaron agotados. De ser el dueño del balón con Gálvez, al menos en los partidos en casa, se ha pasado a correr tras él. Y ya se sabe que desgasta más no tener el esférico que hacértelo tuyo. Será interesante ver cómo responde el equipo lejos de Son Moix.

El partido tuvo varios nombres propios. Aparte del de Vázquez, fue la tarde de Timon. El paradón con mayúsculas que hizo a dos minutos del final a disparo de David Rodríguez fue de los que levantan al público de sus asientos. Demostró el alemán reflejos, concentración y una vista de lince entre tanta pierna que tenía delante. También el de Costas, impecable en el centro de la defensa. Todo lo que hizo, lo hizo bien. También el de Pol Roigè, sustituido por agotamiento porque se pegó una paliza de padre y muy señor mío. Este chico promete. Tiene velocidad, buen disparo y remate.

Y cómo no, el de Moutinho, que revolucionó el partido. El portugués es uno de los mejor dotados de la plantilla técnicamente. Posee un guante por zurda. Le falla el físico. Por eso, puede resultar una buena idea darle la última media hora de los partidos. Ayer fue decisivo. Por la acción del penalti y porque fue como un soplo de aire fresco en un equipo que se había entregado al dominio del rival. De sus botas nacieron las mejores jugadas de ataque del equipo. Lástima que no obtuviera respuesta ni de Coro, inédito, ni de Acuña, en una lucha estéril, ni de Brandon, desconocido. Al canterano parece haberle afectado el frenazo de su renovación. Perdió muchos balones y nunca se sintió cómodo corriendo tras la pelota.

Vázquez no ha podido tener un mejor comienzo. Aunque sufriendo demasiado, el equipo se llevó la victoria, la primera de las diez que se necesitan para mantener la categoría, triste objetivo en el año del centenario. Tiene mucho trabajo, pero hacerlo con un triunfo bajo el brazo se lleva mejor.

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