El Mallorca salió airoso de la primera huelga de futbolistas profesionales que hubo en España. Goleó al Granada por 5-0 en la segunda jornada de Liga de la temporada 1984-85 de Segunda División.

Era septiembre, el parón duró dos partidos y la competición solo se detuvo una sola jornada, puesto que en la primera los clubes decidieron alinear a sus amateurs y juveniles. El líder sindical -el presidente de la AFE- era por entonces Juan José Iriarte, anecdóticamente jugador unos años antes del Mallorca. Con los futbolistas por fin haciendo piña, aunque hubo profesionales que no secundaron el parón, los clubes decidieron alinear a jugadores aficionados y juveniles. Ahí sacó ventaja el Mallorca, que tenía a su filial en la Tercera División balear y era un equipo potente, reforzado para buscar el ascenso y con Serra Ferrer en el banquillo. Así, Manolo Villanova alineó a Villalvilla, Sans, Salas, Doro, Cazorla, Salvuri, Crespí, Pepe Bonet, Higuera, Bonnín y Tolo Ferrer. Molina y Piñar sustituyeron a Bonnín e Higuera en un partido que solo duró 45 minutos, ya que el Mallorca lo sentenció antes del descanso.

Pep Bonet, quien después jugó en el primer equipo y fue secretario técnico del club en Primera, marcó dos goles, completando Crespí, Cazorla y Tolo Ferrer el definitivo 5-0. La directiva del Mallorca, presidida por Miquel Contestí, había bajado el precio de las entradas ese domingo y acudieron más de 8.000 espectadores al Lluís Sitjar. El público coreó "que no vuelvan, que no vuelvan" en el descanso, feliz por el juego de los futbolistas de la cantera. Al día siguiente, Contestí negó el acceso a los futbolistas profesionales al Lluís Sitjar y no hubo entrenamiento. Las medidas de presión de los equipos no amilanaron a los huelguistas y la siguiente jornada de Liga no se disputó. El acuerdo entre la AFE y la asociación de clubes se endureció la semana siguiente, hasta el punto de que la patronal autorizó a los equipos a despedir a los jugadores en huelga. El ultimátum dio su fruto y finalmente ya hubo fútbol en la cuarta jornada.

No fue la primera vez, sin embargo, que se convocó una huelga de futbolistas, puesto que en abril de 1982 -meses antes del Mundial de España-, hubo una amenaza de parón. Con Vicente del Bosque, actual seleccionador, entre otros futbolistas conocidos de la época en el comité de huelga, esta parecía que iba a ser un éxito. Pero, con el final de la Liga cercano, las dudas se habían instalado en muchos jugadores y los equipos habían empezado a descolgarse. Las Palmas no secundó la huelga y en varias plantillas había división: futbolistas que sí paraban y muchos otros que jugaban. La incertidumbre se despejó cuando la Real Sociedad, que era el defensor del título, decidió disputar su partido. La huelga se desconvocó en el último momento y a muchos equipos la decisión les pilló viajando y sin tiempo para enviar a sus primeras plantillas. Así, juveniles y aficionados se enfrentaron a los profesionales. Eso le sucedió al Oviedo, que llegó a Palma con futbolistas de su filial de Tercera y varios menores de edad.El Mallorca, dirigido por Lucien Müller, alineó a Tirapu, Sahuquillo, Juanito, Gallardo, Ruisánchez, Delgado, Morey, Toño, Kustudic, Riado y Orellana. El Oviedo marcó el 0-1, pero los rojillos remontaron hasta el 4-1 con goles de Kustudic, Toño, Morey y Orellana.