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Análisis

Una polémica artificial

Usted se molestaría si perteneciera a un club de baile, por poner un ejemplo, y el presidente de esta sociedad le regalara dos entradas para invitar...

¿Usted se molestaría si perteneciera a un club de baile, por poner un ejemplo, y el presidente de esta sociedad le regalara dos entradas para invitar a quien quisiera para presenciar un concurso? Esto es lo que ha hecho el Mallorca, como otras tantas veces, con motivo del trascendental partido del próximo domingo a mediodía frente al Valladolid, que cierra la primera vuelta más triste en años. Regalar dos entradas a todo abonado que vaya al estadio a animar al equipo. Lo que sin duda es una buena iniciativa se ha convertido en una pequeña guerra en las redes sociales. Muchos no entienden la decisión del Mallorca cuando nadie sale perjudicado, sino todo lo contrario. Otra cosa muy distinta sería, como ha pasado en anteriores ocasiones -y en este caso sí criticable- que el club ofreciera entradas a precios irrisorios, un euro, o cinco, para ver un partido. Cuando ha pasado, los abonados se han quejado y con razón, pero no es este el caso. Lo de ahora es un regalo, ni más ni menos.

Molango no ha hecho nada que no se haya puesto en práctica. No ha inventado nada. La afición está dormida, como no puede ser de otra manera viendo la trayectoria del equipo, en puestos de descenso por méritos propios. Por mucho que el partido se juegue a mediodía -una hora ideal para presenciarlo en familia o con amigos-, todo lo que sea ver más de diez mil personas en las gradas de Son Moix supondrá toda una sorpresa. Es el equipo el que ha de animar a la afición, no al revés. Esto no quita que la iniciativa sea de lo más oportuna.

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