Es verdad que los nuevos gestores del Mallorca apenas llevan una semana al frente del club. Pero, a tenor de lo que se ve en el campo y que los resultados siguen sin llegar de forma peligrosa, se esperaba una mayor rapidez en la toma de decisiones. De momento han llegado dos refuerzos de perfil bajo, un Colunga que hace un año que no juega, y Roigé, un prometedor delantero que llega de Segunda B.
Molango calla más que habla. Con Nadal arrinconado -no viajó a Córdoba y ayer brilló por su ausencia en la presentación de los primeros fichajes de invierno-, parece que es el consejero delegado quien realiza las funciones de director deportivo. Resulta increíble que poco o nada haya cambiado 21 millones de euros después. Lo mismo sucede con el entrenador. Nadie se atreve a dar el paso y sustituir a un Gálvez que más pronto que tarde deberá ser relevado.
