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Análisis

Con los pies en el suelo

Prometedora la primera comparecencia de los nuevos gestores del Mallorca, Robert Sarver y, sobre todo, un brillante Maheta Molango. El suizo no lanzó las campanas al vuelo, no prometió lo que no está en sus manos cumplir. "De mí no escucharéis promesas", fue su carta de presentación, creíble, terrenal.

El Mallorca abre la que posiblemente es la etapa más ambiciosa de su centenaria historia. Los cerca de 21 millones que hay en caja permiten a la institución vivir de forma desahogada y a los nuevos responsables a trabajar sin el yugo de la falta de liquidez.

Lo que tanto Sarver como Molango contaron suena más que bien. Su procedencia, la NBA, la competición deportiva mejor organizada del planeta, es toda una garantía de que han aterrizado en el Mallorca profesionales de primerísimo nivel. Dispuestos a revolucionar no solo el club sino la forma de trabajar en el fútbol profesional. Muchos de los objetivos que explicaron ya se han escuchado en esta misma sala de prensa bastantes veces, pero la diferencia con respecto a las anteriores es que en boca de estos dos señores suena creíble. No prometieron el oro y el moro. "La realidad es que vamos quintos por la cola", recordó el nuevo consejero delegado, que habló de la necesidad de "algo de suerte" en el deporte para que los retos se cumplan. Y es que al final, todo depende de que la pelota entre.

Llegan los norteamericanos con una idea bien estudiada. Quieren convertir al Mallorca en un club "al que todos quieran venir". Son proyectos a largo plazo. Ahora, la realidad es otra, y más urgente. Molango ya está manos a la obra en busca de un entrenador que tarde o temprano sustituya a Gálvez -Fernando Vázquez vuelve a figurar en todas las quinielas- y un director deportivo ante la inminente salida de Nadal. Superado el tiempo de las presentaciones, llega la hora de reforzar al equipo prácticamente en todas las líneas. El descenso acecha y da repelús pensar en la posibilidad, ahora mismo real, de perder la categoría.

Tras varios intentos fallidos en otros clubes, al final Sarver se ha hecho con el Mallorca. Los motivos de su llegada, aunque realmente poco importan, fueron lo menos convincente de su primera puesta en escena. "Es un buen momento para invertir en España porque la situación económica ha mejorado", dijo. Da lo mismo. El club y el mallorquinismo, ahora dormido por otra frustrante temporada, deben aprovechar esta oportunidad única en la historia de la entidad. La centenaria sociedad no se verá en otra igual por los siglos de los siglos. Las bases para el tan ansiado salto de calidad se han dado. Ahora o nunca.

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