Pocos entrenadores pueden presumir de conseguir lo que ha logrado Juan Carlos Lorenzo (Buenos Aires, 27 de octubre de 1922 - 14 de noviembre de 2011), una de las grandes figuras del mallorquinismo. Desde el banquillo, el argentino fue capaz en dos años de llevar al Mallorca de Tercera a conseguir el primer ascenso del club a Primera, sin ninguna experiencia previa como entrenador. El porteño militó como jugador en el Chacaritas Junior y en Boca Juniors antes de llegar a Europa, donde vistió la camiseta de la Sampdoria, el Nancy francés y el Atlético de Madrid. Lorenzo aún tenía una temporada firmada con el club rojiblanco. Sin embargo, cuando el argentino pasaba el verano del 1958 en Mallorca con su mujer, recibió una oferta para dirigir al conjunto isleño, a propuesta de Alfredo Di Stéfano. Lorenzo no se lo pensó ni un momento.

Lorenzo ejerció como entrenador-jugador en Tercera División durante su primer curso en el banquillo. La 58-59 fue una temporada de oro para el conjunto mallorquinista, ya que tan solo encajó una derrota y logró el ascenso a la categoría de plata. Ya en Segunda, su participación en el terreno de juego fue secundaria y se centró en dirigir al equipo. Con apenas 37 años consiguió llevar al Mallorca a la máxima categoría del fútbol español por primera vez en su historia. Sin embargo, el técnico no llegó a comerse el turrón en la isla en el estreno del Mallorca en lo más alto del fútbol nacional. Lorenzo fue destituido en diciembre y su marcha estuvo rodeada de polémica. "La directiva consideró oportuno un relevo porque era muy joven para entrenar en Primera. Creo que se equivocaron y que lo que hicieron conmigo fue una injusticia", afirmó Lorenzo en una entrevista.

Seis años después, en la 66-67, el Mallorca militaba en Segunda. El argentino, que el verano anterior dirigió a su selección en el Mundial de Inglaterra, volvió a sentarse en el banquillo bermellón. El porteño cogió el equipo a falta de pocos partidos y evitó el descenso a Tercera. Su segunda etapa en el Lluís Sitjar apenas duró unos meses, ya que la mala situación económica que vivía el club y una oferta de la Lazio hicieron que el técnico se marchara a entrenar a Italia.

Lejos de la isla su trayectoria en los banquillos fue triunfal Otra de sus grandes etapas como entrenador la vivió en el Atlético de Madrid, al que llevó, por primera vez en su historia, a una final de Copa de Europa, en la temporada 1973-74. Los colchoneros empataron a un gol contra el Bayern en una final de infarto: Luis marcó a seis minutos del final de la prórroga pero Schwarzenbeck igualó en el último minuto. Dos días después, los rojiblancos cayeron por cuatro a cero.