La Copa del Rey es el logro más importante en la historia del Mallorca. El equipo rojillo goleó por 3-0 al Recreativo de Huelva en una final que se disputó en el estadio Martínez Valero de Elche, feudo que el primer equipo rojillo no pisaba desde 1991 -en un partido copero- y que desde el 28 de junio de 2003 no ha vuelto a pisar. Ese día, la ciudad alicantina festejó el triunfo con los 15.000 bermellones que por la noche celebraron la consecución del segundo título oficial de la entidad (el primero había sido la Supercopa de España en 1998) a nivel nacional.

Nadal y Paco Soler alzaron el trofeo. Los dos jugadores mallorquines levantaron el trofeo, en una noche alicantina teñida de rojo por la fiesta que ya habían empezado a celebrar los 15.000 aficionados bermellones que acudieron al Martínez Valero. El once titular que puso en liza Gregorio Manzano en el campo del Elche, para enfrentarse y vencer (3-0) al Recreativo, estuvo formado por Leo Franco, David Cortés, Fernando Niño, Nadal, Poli, Harold Lozano, Álvaro Novo, Riera, Ibagaza, Pandiani y Samuel Etoo. El árbitro fue el vasco Iturralde González y marcaron el uruguayo Pandiani, de penalti cometido sobre Etoo (minuto 20), y el camerunés en dos ocasiones (minutos 73 y 83). También jugaron en los rojillos Carlos, Marcos y Campano. En el equipo onubense salieron durante el partido, que fue de claro dominio bermellón, el delantero mallorquín Xisco Muñoz (cedido por el Valencia) y el exrojillo Óscar Arpón. Los jugadores rojillos percibieron 36.000 euros de prima.

La tercera final. El Mallorca rompió en Elche su maleficio en las finales. El equipo rojillo había jugado anteriormente dos veces por el título copero: en 1991 en Madrid ante el Atlético (1-0, en la prórroga), con Serra Ferrer de entrenador, y en Valencia en 1998 ante el Barça (1-1 y derrota en los penaltis), con el argentino Héctor Cúper de técnico. Además, el club bermellón podía resarcirse de otra derrota en una final, la de la Recopa en el año 1999 frente al Lazio italiano (2-1).

Etoo, protagonista. Entre las anécdotas y distintas historias que sucedieron alrededor de la final de Elche destacó, sobre todas, la protagonizada por Samuel Etoo, que negoció junto al Mallorca con la Federación de Camerún para poder jugar en el Martínez Valero. Su selección disputaba la Copa Confederaciones y el futbolista se marchó antes de que finalizara la Liga, perdiéndose los encuentros ante el Recreativo y el Málaga, para poder volver el 24 de junio y estar el día 28 en la final. Pero Camerún, que debía disputar la semifinal el 26 ante Colombia exigía su regreso. El día 25 el Mallorca llegaba a Elche con su gran figura, Samuel Etoo, entre los expedicionarios pero con la incertidumbre de si se tendría que ir ese mismo día. Gregorio Manzano, el técnico, aseguraba que "Etoo va a jugar la final", y Mateu Alemany, presidente del club, exigía que se cumpliera el acuerdo: "Los pactos son para cumplirse". Por fortuna para el Mallorca, Etoo, que fue una temporada más futbolista rojillo, pudo jugar y ser decisivo en la final.

Movilización rojilla. Como ya había ocurrido en las anteriores grandes citas del Mallorca, la afición se movilizó. Y esta vez, se viajaba con la condición de favorito. La Federación Española había anunciado tras conocerse los finalistas y elegirse la sede que cada club recibiría unas 13.000 entradas. El Mallorca destinó algo más de once mil a sus abonados y poco más de 1.200 para los no socios, que se pusieron a la venta el 4 de junio y se agotaron en media hora ante las protestas de muchos aficionados que ya tenían incluso su billete para desplazarse a Elche y que se habían quedado sin poder adquirir la entrada. Al final, la Federación estiró un poco la manga y el Mallorca redujo algunos compromisos (en principio se había reservado unos 1.200), por lo que en el Martínez Valero se reunieron 15.000 mallorquinistas.

Carpa, paella y música. El Mallorca y la Federació de Penyes organizaron la jornada festiva en Elche. Los primeros aficionados llegaban por la mañana y había que buscar entretenimiento hasta la hora del partido. Se instaló en los terrenos anexo al estadio una carpa gigante, de más de mil metros cuadrados, en la que había bares y un escenario en donde hubo diferentes actuaciones. El ayuntamiento alicantino estableció un servicio de autobuses gratuitos para conectar la zona mallorquinista (que se denominó 'Tots amb el Mallorca') con el centro de la ciudad. La 'paella de Etoo' que había prometido el camerunés, para 8.000 personas, fue un éxito. Y lo más destacado, además, la camaradería entre los aficionados del Recreativo de Huelva y los del Mallorca, que antes del partido compartieron una jornada de gran deportividad.