"Tengo dos títulos que ninguno me podrá quitar: ser el primer portero mallorquín que ha jugado con el Real Mallorca en Primera División y también el de haber sido el peor de su historia". De esta forma, repite una y otra vez Martí Mora Moragues (Algaida, 1938) sus dos afirmaciones más célebres, pero que no definen con exactitud lo que el protagonista asevera. Si bien es cierto que el club rojillo tiene guardado para Martí Mora un rincón en su historia por su condición de primer portero indígena en debutar en Primera con el Mallorca, la segunda parte de su reflexión no se corresponde con la realidad. Para nada. Su temprana retirada a los 24 años, para casarse con Maruja García Nicolau -conocida en aquella época por su condición de Miss España y Europa- y así poder cuidar al cien por cien los negocios familiares, truncó su emergente trayectoria deportiva, con un dato revelador que el propio interesado reveló en este encuentro con DIARIO de MALLORCA, y que bien pudo cambiar tanto el rumbo de su trayectoria deportiva como vital.

Una carta 'misteriosa'. Tras hacer sus primeros pinitos en el Bellver y Sant Felip, Martí llamó la atención del Real Mallorca, que le fichó para su equipo juvenil. Sus 190 centímetros y sus actuaciones eran su mejor aval. El club rojillo lo cedió al Porreras, España de Llucmajor y Constancia. Su paso por el club inquer le marcó, ya que junto a sus compañeros de zaga, consiguió ser la defensa menos goleada del fútbol nacional. Ello le sirvió para ir una semana a prueba en el Barcelona coincidiendo con la retirada del mítico Antonio Ramallets. Eran Rodri, Sadurní y Martí Mora. Tres porteros para dos plazas. Y en el corte final quedaron Sadurní y el propio Martí Mora. "En aquella época, sin tantos representantes de por medio como ahora, quedamos que en junio nos veríamos y ficharíamos. Nos fíamos de la palabra de cada uno. Volví a Mallorca, seguí jugando con el Constancia, guardando un recuerdo imborrable de esta temporada".

Las semanas pasaron, y la llamada del Barcelona no se produjo. Al final, fichó por el Real Mallorca, que también había mostrado su interés por recuperarlo. Tras rubricar su compromiso con el cuadro rojillo, y atendiendo a los compromisos profesionales de la empresa de construcción de su familia, recibió la visita de una señora, a la que le estaban construyendo una casa en Santa Ponça. Tras decirle que ella era amiga de Llaudet, por aquel entonces presidente del Barcelona, le preguntó de parte del máximo mandatario blaugrana si tenía algo en contra de ellos, ya que habían recibido una carta en la que rechazaba la oferta para jugar en el Barcelona y que lo haría en el Real Mallorca. "Una carta que yo nunca escribí", afirmó el propio Martí Mora, quién además revela que "siempre creí que esa carta la escribió mi padre. Se lo pregunté muchas veces, pero siempre encontraba la misma respuesta: se ponía a reir".

Debut en Primera... y gol. 12 de octubre de 1962. Una fecha para la historia del Real Mallorca y del propio Martí Mora. Con solo un partido jugado de pretemporada con el primer equipo, se produjo el debut de Martí en Primera tras romperse Ricardo Zamora en Valencia uno de los dedos de su mano. Su compañero de fatigas, gran amigo y "más que un hermano para mí" le daba la oportunidad a Martí de cumplir su sueño. Y lo haría ante el Elche (bestía negra por aquel entonces de los rojillos). El escenario, idílico para un debut, el Lluís Sitjar. Y en la primera aproximación del conjunto ilicitano al marco local, gol de Cardona. "Debuté a lo grande", recuerda entre risas el propio Martí. "Afortunadamente, ganamos 3 a 1", apunta. Aquella temporada jugó seis partidos seguidos hasta que llegó el Real Madrid, volviendo a la portería el hijo de 'el Divino'. No volvió a jugar hasta la siguiente temporada, con José Luis Saso en el banquillo, y del que el propio Martí Mora no guarda precisamente un buen recuerdo. Con Asenjo y Cobo como preferencias del propio Saso, Martí solo disputó tres partidos: fuera frente al Deportivo de La Coruña, en casa frente al Athletic de Bilbao, cerrando su ciclo profesional en Sevilla frente al Real Betis, cayendo por 2 a 1, en un partido en el que el delantero centro del conjunto verdiblanco era un tal ... Luis Aragonés, autor precisamente del segundo gol. Mora, sin embargo, fue el mejor de largo de aquel Mallorca que acabó la temporada dando con sus huesos en Segunda tras una fatídica promoción frente al Espanyol. Una temporada que también suponía el adiós al fútbol del propio Martí Mora.

Selección y retirada. Con la decisión más que meditada de dejar el fútbol, le llega a Martí una citación de la selección española amateur -lo que sería la actúal sub 21- para un partido de pre-selección en Murcia de la mano del seleccionador, Eusebio Martínez, y en donde coincidió con nombres propios como Velázquez, Grosso y De Felipe entre otros. "Acabado el partido, el seleccionador me pidió que me cuidase la forma en verano, que me volvería a llamar en septiembre para un torneo. Le dije que no me lo pusiera más difícil, porque me retiro. Él no se lo podía creer, contaba conmigo, pero al final lo entendió", explica. Una decisión de la cual no se arrepiente. "Mi padre hubiera comprendido mi decisión de seguir en el fútbol, aunque me necesitaba en el trabajo. Tuve la gran suerte de elegir lo segundo, porque si no, habría tenido unos remordimientos que no me los hubiera perdonado", asegura. El Real Mallorca quizás perdió a un gran portero, pero a cambio ganó a un acérrimo seguidor que, para nada, se ruboriza al confesar que lloró a lágrima viva cuando vio "como una parte de mi vida, como era el estadio Lluís Sitjar, fue demolido".