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Análisis

Las excusas deben quedarse en 2015

Estarán de acuerdo que el calendario del Mallorca en este mes de enero no invita al optimismo, pero todas las excusas posibles, justificadas o no, deben quedarse en este 2015. Primero fue que el equipo necesitaba conjuntarse porque habían llegado quince futbolistas y el entrenador era nuevo. Esa sirvió para los primeros partidos, hasta que Albert Ferrer tuvo la soga al cuello en Oviedo, en la séptima jornada, y con el equipo colista. A partir de ese momento la siguiente excusa fue que el Mallorca experimentaba una sustancial mejoría y que no perdía, aunque tampoco ganaba mucho. Esa racha de seis partidos sin doblar la rodilla, con cuatro empates, solo sirvió para que Chapi pudiera trabajar un poco más. ¿Recuerdan aquello de las ´buenas sensaciones´ que tanto repitió el catalán? Seguramente tenía razón en muchas de las ocasiones que lo pronunciaba, o al menos soy de los que defiende esa teoría, pero de lo que se trata en el fútbol es de ganar partidos y eso con Ferrer no sucedía. Por eso, y no por otra cosa, Utz Claassen le despidió.

Otro talante. Una de las circunstancias que más han gustado de Pepe Gálvez desde que accedió al cargo de primer entrenador es su puesta en escena. Ha variado notablemente el discurso, lejos de la autocrítica, que ofrecía Ferrer. El calvianer todavía no ha tirado de evasivas para explicar laz razones que le han llevado a dejar escapar dos partidos, como el de Tenerife y Girona, que estaban encarrilados. Incluso reconoció errores, algo digno de alabar por las pocas veces que los profesionales los asumen. Pero por muy bien que jugara el Mallorca ante el Albacete, curiosamente en el estreno del isleño, lo que le va dar trabajo más allá del 2 de enero es ganar en Elche. Y sin excusas.

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