El sueño del desaparecido Miquel Dalmau de vivir un ascenso como presidente del Mallorca se esfumó en la calurosa noche del 30 de junio de 1993 en el Carlos Belmonte. Los bermellones perdieron una promoción que llegaron a igualar en el encuentro de vuelta ante un Albacete que se aprovechó del nefasto partido de ida de los baleares en el Lluís Sitjar (1-3). Pero mejor ir por partes. Los fantasmas ya habían aparecido semanas antes en la isla cuando Llorenç Serra Ferrer fue despedido de forma sorprendente cuando faltaba un solo encuentro para finalizar la Liga. La derrota ante el Villarreal, en aquella época un modesto de Segunda División, le dejaba prácticamente sin opciones de ascenso directo, por lo que Dalmau buscó una reacción a la desesperada. Apostó por una dupla de jóvenes técnicos sin experiencia en el fútbol profesional formada por Jaume Bauçà, que dirigía al Arenal en Tercera División, y Nando Pons. Y le salió mal. Después de confirmarse en la última jornada que los isleños se tendrían que conformar con la promoción al ser cuartos, el Albacete fue el que le tocó en el sorteo cuando realmente el Espanyol era el deseado.

El Mallorca, que tenía como objetivo único regresar a Primera División después de haber descendido el curso anterior, empezó de la peor manera. Los manchegos vencieron en la ida en un encuentro en el que los rojillos no estuvieron a la altura. La decisión de dejar fuera a Luis Delgado y Milojevic, dos de los futbolistas más importantes de la plantilla, despertó muchas críticas, pero fueron los errores locales los que le condenaron en un duelo en el que Villena fue expulsado a los 35 minutos y Bossio, por parte visitante, en el 67. Los veinte mil espectadores que acudieron al Sitjar no se podían creer que se pudiera tirar por la borda toda una temporada en aquellos nefastos noventa minutos. Pero el gol de Milojevic dejó alguna esperanza para la vuelta.

Quedaba intentar una gesta. Era el más difícil todavía, pero el Mallorca, que viajó el mismo día del partido a Albacete, se aferraba al milagro. Bauçà apostó por un once más experimentado formado por Prats, Julián Ronda, Fradera, Pedraza (Sacarés, min. 37), Soler, Sala, Luis Delgado, Stosic, Bogdanovic (José, min. 61), Gálvez y Milojevic. Víctor Espárrago se decidió por Balaguer, Geli, Santi, Coco, Menéndez (Parri, min.80), Catali, Pinilla, Chesa, Zalazar, Cordero y Antonio. No pudo empezar mejor el encuentro porque en veintiún minutos la eliminatoria estaba igualada. Dos acciones que partieron de las botas de Milojevic acabaron en gol, el primero de Luis Delgado y el segundo de Bogdanovic, tras una fenomenal pared. El Mallorca estaba desconocido y no era el equipo acomplejado que se había dejado apabullar en la ida. Stosic estuvo cerca de decantar la balanza con dos grandes disparos, pero Balaguer, el mejor de los suyos, se lució. Hasta que el Albacete elevó su nivel, también aprovechándose de la lesión del ya fallecido Pedraza, que fue sustituido por Sacarés. Antonio, en el minuto 46, llevó el desastre a la afición mallorquinista. Milojevic, que estrelló el balón en la madera, pudo haber marcado, pero se quedó con las ganas (1-2). Un drama que obligaba al Mallorca a quedarse una temporada más en Segunda División.