Si a principio de temporada nos dicen que todos estaríamos pendientes del estado de Brandon Thomas para jugar ante el Girona, pocos se lo hubieran creído. En condiciones normales, aunque en el Mallorca hace tiempo que nada es normal, el canterano, que ha ascendido al primer equipo esta temporada, estaba llamado a ser un futbolista a la espera de alguna oportunidad, sobre todo en la que se llegó a denominar "mejor delantera de Segunda". Pero no. Desde el primer momento el futbolista de Cala d'or demostró estar por encima de todos sus 'rivales' en la lucha por un puesto en la delantera. Por calidad y por actitud.
Bien es verdad que sus compañeros de línea se lo han puesto muy fácil. Unos por desacierto de cara a puerta, Bianchi, y otros porque se han pasado más tiempo en la enfermería que en el terreno de juego, como son los casos de Coro, Arana y Acuña. Lo de este último, llamado a ser uno de los referentes del ataque, es un caso de libro. Parece condenado a ser uno de estos jugadores de cristal que, a la mínima, se ven obligados a parar. Estuvo tres meses lesionado y, tras jugar apenas veinte minutos en Tenerife, en el partido de su reaparición, ha vuelto a recaer, se desconoce por cuánto tiempo. Desesperante.
Por eso la presencia de Brandon esta tarde ante el Girona es uno de los pocos clavos ardiendo a los que se agarra el Mallorca. De lo que sea capaz de hacer dependen muchas de las posibilidades del equipo de llevarse los tres puntos, imprescindibles para salir de una situación cada vez más preocupante.
