El Mallorca depende de sí mismo para pasar las fiestas navideñas fuera del descenso, pero para eso debe volver a sumar una victoria. Caprichos del calendario, los bermellones se enfrentan mañana al Girona, justo el rival que le precede en la clasificación y que se salva de la quema por el golaverage. Los catalanes también tienen dieciocho puntos y sus resultados están por debajo de sus expectativas, aunque no tanto como en el Iberostar Estadio.

Las cuentas son sencillas. Si el Mallorca gana seguirá sin estar tranquilo en la tabla, ni mucho menos, pero al menos no ocupará una de las cuatro plazas que bajan a Segunda B. El efecto psicológico, sobre todo con el reciente cambio de entrenador, sería importante para despedir este decepcionante 2015 y afrontar 2016 con propósito de enmienda. Pepe Gálvez tiene la continuidad garantizada pase lo que pase ante el Girona. Al menos eso es lo que se apresuraron a asegurar el propietario Utz Claassen y el director deportivo Miquel Àngel Nadal, pero lo mejor para el calvianer sería sumar los tres puntos para dejar atrás cualquier especulación al respecto.

El brillante triunfo ante el Albacete en Son Moix de hace dos jornadas (2-0), en el estreno del mallorquín en el banquillo, debe ser el modelo a seguir. Esa victoria despertó unas esperanzas de mejora que se truncaron rápidamente en Tenerife, donde los baleares se dejaron remontar cuando iban por delante en el marcador (2-1). De ahí que superar a los gironins supondría una bombona de oxígeno para el Mallorca y más crédito para Gálvez, que aspira a aprovechar la oportunidad que se le presentó tras el despido de Albert Ferrer. Un empate o una derrota les obligaría a tomarse las uvas en el fuego, una circunstancia difícil de creer en agosto cuando el propio club fijó el ascenso como objetivo único en la temporada del Centenario.

Fichar en enero suena a obligado, pero mejor vislumbrar el futuro con los puntos de mañana en el saco. El Girona, no obstante, no es ningún regalo adelantado como visitante. Tres victorias lejos de Montilivi evidencian el peligro de los de Pablo Machín. Han sumado once puntos en ocho partidos a domicilio, los mismos que el Mirandés y Zaragoza. Solo el Alavés ha sacado más rentabilidad de sus salidas, en las que ha recolectado doce puntos.

El Girona ha asaltado El Sadar (0-1), el Carlos Tartiere (1-2) y San Mamés (0-1), lo que da una idea más o menos clara de la complicación del próximo rival mallorquinista. Siete goles a favor y otros siete en contra completa su balance un equipo que también está con urgencias. El parón por las vacaciones sentará mejor al que gane. Y a Gálvez le conviene que sean los de rojo y negro para que el turrón sepa mucho mejor.