El Mallorca afronta el difícil mercado de invierno con la imperiosa necesidad de acertar en los fichajes. La delicada situación del equipo, en zona de descenso, es la prueba que acredita que el pasado verano se fichó pésimamente mal, empezando por el entrenador, y que por este motivo se ha de atinar en los refuerzos. Los jugadores que lleguen han de marcar la diferencia, como lo hizo Xisco Jiménez la temporada pasada, un delantero que con sus goles evitó el descenso.
El equipo presenta muchas carencias. Pero a nadie se le escapa que la primera y más urgente de solucionar es la falta de gol. Bianchi ha disfrutado de demasiadas oportunidades para seguir pensando que debe ser el referente en ataque. No marca -solo dos goles en diecisiete jornadas, uno de penalti y celebrado como si fuera el primero de su vida- y, lo que es peor, apenas remata, y casi nunca entre los tres palos. Un lujo que el Mallorca no se puede permitir. Acuña, tres meses lesionado, no ha dispuesto de tiempo para demostrar lo que se supone que sabe, pero por lo poco que se le ha visto no parece la solución a la falta de gol. Mayoral o Viguera suenan bien. Que lleguen cuanto antes porque el tiempo para seguir pensando en algo más que evitar el descenso se acaba.
