La conversación con Pep Lluís Martí se produce en El Mundialito, campo de entrenamiento del Tenerife y centro diario de operaciones para el mallorquín, en una semana clave, la de su reencuentro con su exequipo. Habla de la sensatez y la cordura, pero sin dejar de transmitir ni un solo instante toda la pasión que pone a su trabajo en la entrevista a DIARIO de MALLORCA.

-Lleva cinco partidos como entrenador. ¿Cómo está haciendo la adaptación al cargo?

-Estoy muy contento y muy feliz. Es un proyecto y un trabajo muy ilusionante para mí. Además, en una ciudad que conozco bien por mi etapa como jugador. Le tengo un cariño muy especial al Tenerife por todo lo que me dio en su día, así que estoy súper contento de estar aquí.

-Este sábado, Tenerife-Mallorca. ¿Un partido especial?

-Piense que hace cuatro meses estaba en ese vestuario. Hay jugadores, utilleros, fisios... que han compartido club conmigo durante siete años, nada menos. Evidentemente es un partido diferente y no podemos decir que no sea especial, pero al fin y al cabo el que juega es el Tenerife contra el Mallorca.

-Supongo que conoce al Mallorca mejor que a cualquier oponente. ¿Qué tipo de partido espera?

-Con Pepe Gálvez va a ser un rival más atrevido y ambicioso. Tirarán arriba la presión y eso nos puede complicar, pero no vamos a renunciar a lo nuestro. Intentaremos ser los dueños del partido, si podemos, y a partir de ahí buscaremos los tres puntos.

-Y este sábado, ante la baja de Aitor, ¿jugará Tommy o lo hará Alberto?

A día de hoy, no lo sé. El sábado, por ejemplo, no decidí la alineación hasta la misma mañana del partido. Me gusta mucho valorar los entrenamientos y así se lo he comunicado a los chicos para que lo sepan. Me gusta percibir esa chispa, cuánto de frescos están, qué sensación transmiten en las horas previas...

-¿En qué situación está el club tinerfeño y cuánto de cerca de lo que usted pretende?

-Nos gustaría tener más puntos, pero los puntos son los que son y hemos de seguir trabajando en misma la línea de intensidad y ambición que hemos demostrado hasta la fecha. Debemos salir a ganar cada partido, no a especular. Y los chicos están interpretando esta idea de manera genial, sin bajar los brazos en ningún momento. La idea es ganar y ganar, siempre.

-Imagino que usted haría un diagnóstico de la situación del Tenerife incluso antes de llegar. Una vez ya sobre el terreno, ¿se ha encontrado en la plantilla justo aquello que se esperaba?

-A mí me ha sorprendido muchísimo la plantilla. Tiene un potencial importante y extraordinario en cuanto a fútbol y calidad humana. Esto tenemos que exprimirlo al máximo para sacar el mayor beneficio posible. Los frutos se recogerán sobre el terreno de juego.

-¿Cómo fue el inicio de esta etapa al frente del equipo?

-Los primeros siempre son momentos difíciles. El equipo no estaba en una posición fácil. Destituyeron a un entrenador y vino uno nuevo. Si esta decisión se toma es porque los resultados no eran los deseados. Mi objetivo era recobrar el ánimo de la plantilla y que los jugadores se valorasen más a sí mismos. Futbolísticamente, hablamos de hombres muy importantes y en muchos casos con un recorrido largo a sus espaldas. La idea era que, poco a poco, empezaran a desplegar su fútbol.

-¿Le sorprendió que el Tenerife se acordara de usted y le encomendara este reto?

-Fue una sorpresa tremenda. No esperaba una llamada tan temprana, no era algo que viera cercano. Estaba intentando seguir aprendiendo y cogiendo experiencia en otras facetas, pero llegó la oportunidad y me veo capacitado para ser entrenador del Tenerife. Conozco la isla y al club, y no tuve ningún tipo de dudas para aceptar y venir.

-¿Cómo recuerda el momento de la llamada del equipo canario?

-La llamada me pilló en casa. Estaba tan tranquilo, me llamaron y empezó a gestarse la idea de reunirnos para conocernos. Desde el primer momento no hubo dudas, ni por parte del club ni por parte nuestra, y todo fue rapidísimo.

-Dice el presidente que es una ventaja que usted tenga aún "las botas calientes". ¿Hasta qué punto supone un valor añadido que su carrera como futbolista esté tan reciente?

-Es una ventaja en determinados momentos y también puede ser una desventaja en otros. Lo que me favorece muchísimo es que sé lo que sienten los futoblistas en cada entrenamiento y los domingos antes de salir al campo. Sé lo que piensan, porque yo lo estaba pensando hace unos meses. Eso me ha ayudado para entenderles, comprender qué sienten y llevarlos a su mejor versión. ¿Aspectos negativos? Obviamente tienes que pensar más como entrenador y no tanto como jugador, aunque ya en mis últimas etapas como futbolista ya de algún modo colaboraba mucho en facetas propias de un técnico.

-Sí que hay otros entrenadores como Oltra que han remarcado que le veían como entrenador incluso cuando usted era aún futbolista. ¿Es que se le veían ya entonces sus dotes como futuro técnico?

-A medida que van pasando los años, disfrutas del fútbol pero ves que esto se acaba y quieres quedarte. El fútbol es mi vida y no lo quiero dejar. Me seduce ser entrenador, me apetece intentarlo y saber si soy capaz. Evidentemente creo que tengo condiciones para ello, pero debo demostrarlo día a día.

-¿Y ayuda conocer tan bien al club y a la isla de su etapa como jugador del Tenerife?

-Claro que para mí es una gran ventaja. Conozco la ciudad, conozco el club y también a las personas que están a mi lado. Básicamente conozco a todos los que forman parte del club. Eso ayuda, ayuda muchísimo.

-¿Hay tanta distancia entre este Tenerife y el que conoció usted como jugador?

-No, no hay tanta distancia ni tanta diferencia. El cambio no es sustancial. Hasta seguimos en El Mundialito. La gente que trabaja en el club prácticamente es la misma y con sus empleados he tenido siempre una relación extraordinaria. Al fin y al cabo, el Tenerife siempre ha sido una familia. Y lo sigue siendo.

-De sus tres años como futbolista del Tenerife, ¿con qué momento se quedaría?

-Recuerdo especialmente mi último partido contra la UD Las Palmas. Me sustituyeron a cinco minutos del final y me llevé la ovación de la grada para reconocer mi trabajo de tres años. Es la imagen que no olvidaré nunca.

-Hagamos balance de su etapa como entrenador. ¿Está muy contento con los tres primeros partidos y menos contento con los dos últimos?

-Estoy contento con los cinco partidos. Evidentemente ante el Córdoba dieron la impresión de que habíamos hecho mejor las cosas. Ante el Girona perdimos un poco la cabeza, pero por la ansiedad de querer ganar. Y sin embargo en la primera mitad ante el Elche el equipo no estuvo todo lo arriba que nosotros queríamos. Lo positivo es que el equipo estuvo junto. En ningún momento se vio un equipo partido, que es algo que no se puede permitir ni conceder. El equipo siempre tiene que estar ordenado y eso es lo que más valoro.

-¿Es innegociable jugar con tres mediocentros o maneja la opción de jugar solo con dos pivotes?

-Para mí no existe un sistema fijo y no creo en los sistemas, sino en la evolución del propio sistema. Al final los jugadores son los que lo hacen bueno. El sistema es un punto de partida, pero luego los futbolistas tienen cierta libertad de movimientos. Tenemos infinidad de posibilidades porque la plantilla nos las da.