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Opinión

La suerte de Gálvez es la del Mallorca

Tres partidos de momento. Y sería de desear que fueran muchos más por el bien del Mallorca. Gálvez toma el mando del vestuario mallorquinista después de la destitución de Ferrer en la solución más fácil que han tenido a mano Nadal y Claassen, corresponsables de la actual situación del equipo al elegir antes tras un casting fallido al técnico catalán, que no ha tenido ni el detalle de despedirse de una afición que no le ha tratado tan mal. Del resto de candidatos algunos ya tienen equipo: Anquela fue el último, al fichar horas antes de la decisión de Claassen por el Huesca. Bordalás es colíder con el Alavés y Quique Setién está entrenando en Primera con el Las Palmas. Fernando Vázquez sigue esperando...

Gálvez y su segundo Alfonso, un tándem de exdelanteros para devolver la eficacia ante el gol a un equipo que hasta ahora solo ha hecho los deberes en defensa. La primera tarea del nuevo técnico es cambiar el chip a este equipo, hacerlo más agresivo y menos autocomplaciente con su juego, que a nada ha conducido o, mejor dicho, que sí lleva a un lugar: el fondo de la tabla. Lo que se precisa ahora en este Mallorca son resultados positivos y rápido. El primero, en el partido ante el Albacete. Gálvez sabe que está ante una gran oportunidad en su trayectoria como técnico, tiene una plantilla para estar mucho más arriba y si a final de Liga batalla por las posiciones de ascenso puede formar parte de la historia del club. Coincido con él en que no es una "putada" que le den tres partidos. Sí lo sería que después de ese plazo, Claassen tuviera que buscar otro candidato al banquillo. La suerte de Gálvez es la del Mallorca.

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