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Análisis

El primer fracaso de Claassen

Quince jornadas después, en las que únicamente se han conseguido tres victorias, Claassen se decidió a echar a Albert Ferrer. Un reconocimiento implícito de que se ha equivocado en la elección del entrenador que lideraba la campaña del Centenario 'I tu, puges?'. El presidente alemán está comprobando en sus propias carnes que la dirección de un club de fútbol no es tan sencilla como aparentaba cuando él estaba en la oposición del inolvidable Consejo encabezado por Cerdà y Serra Ferrer.

El técnico catalán, al que se ha de reconocer como único mérito haber montado un buen dispositivo defensivo, había acabado su discurso desde hace muchas jornadas. El equipo no jugaba a nada y cada rueda de prensa después de un partido era surrealista, empeñado en destacar unas 'virtudes' que sólo él veía. Claassen ha acabado la paciencia y, solo una semana después de entrar en el vestuario, despide al entrenador que le debía conducir a Primera.

La gran incógnita es saber si Pepe Gálvez, un técnico con nula experiencia en el fútbol profesional, es la solución. A la espera de comprobar cómo responde, se le conceden tres semanas para darle la vuelta a la situación, lo que, de entrada, demuestra falta de confianza. No lo tendrá fácil. Ferrer ha hecho las cosas muy mal, la peor, estar más pendiente de su portería que la del rival. Pero no todo ha sido culpa suya. El presidente y Nadal han puesto en sus manos un equipo con muchas carencias, con fichajes presentados como el no va más y que después han resultado auténticas medianías. De la irregularidad de Timon a la nulidad de Bianchi o Coro, por no hablar de los brasileños, de los que nunca más se supo. Nada ha cambiado en el Mallorca.

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