Las actuaciones de Timon Wellenreuther empiezan a ser desconcertantes. Da una de cal y otra de arena. Ayer le tocó el día malo, su ´black saturday´ particular al cometer un error infantil que costó la derota a su equipo. En un remate de Pelegrín que a priori parecía insustancial, Timon, en lugar de despejar como mandan los cánones, quiso atrapar el balón con la mala suerte de que se le escapó y se lo introdujo en el fondo de su portería. Un mazazo para el equipo, que, como casi siempre, empezó bien el partido, controlando y dominando. A partir de aquel momento el Mallorca ya fue a remolque y pagó su falta de puntería en ataque. A los 37 minutos volvió a tener un susto cuando un disparo desde el centro del campo se estrelló en el larguero, lo que hubiera supuesto el segundo gol. Es verdad que Timon ha salvado al equipo otras veces, pero hoy todas las miradas van hacia él.
