No podía esperarse un resultado muy diferente del que se dio entre el Mallorca y el Zaragoza al enfrentarse el segundo equipo menos goleador y el menos goleado. En definitiva, empate a cero que deja más satisfecho a los locales que a los visitantes porque si alguien hizo méritos más que sobrados para llevarse los tres puntos ese fue el conjunto de Popovic. El técnico balcánico tiene claro que para ganar hay que chutar a portería. Nadie puede recriminarle que su equipo no lo hiciera, y más de una vez. En cambio, Ferrer, que por primera vez se mostró algo crítico por la falta de gol -menos da una piedra-no puede lamentarse de nada. El equipo se aguanta por la defensa, cada vez más convincente, con un Timon de nuevo decisivo y con Costas y Aveldaño entendiéndose cada día más.
La mejoría con respecto a las primeras jornadas es evidente. Pero no es suficiente. Empate tras empate solo te deja donde estabas, si no peor. Así será muy complicado salir de la zona de abajo y pensar en mirar hacia arriba. El equipo tiene un serio problema de creatividad. No hay nadie que marque la diferencia, y solo Brandon, en los pocos minutos que juega por no estar recuperado al cien por cien de su lesión, es el único capaz de hacer algo diferente. El resto, un desierto. Las ocasiones llegarán, repite Ferrer. Pero, ¿cuándo? Y sobre todo, ¿cómo?
