Que veinte años no es nada, cantaba Carlos Gardel en "Volver", y diez jornadas en una Liga de cuarenta y dos, tampoco. Restan cuatro semanas para cerrar el primer tercio de Liga que, como ya he opinado anteriormente, equivaldría a los tiempos marcados en los entrenamientos libres de un gran premio de motociclismo sin patadas. En fútbol las agresiones se castigan con falta y expulsión. Y si es en el área, ¡penalti! Dorna no me jodas, que diría Mejuto González.
Si, en tanto en cuanto no fenezca el non nato noviembre, no se perfilarán las marcas obtenidas en el circuito y que, sin definir, señalan las opciones de cada competidor en la prueba que determina la composición de la parrilla para el asalto final. El Mallorca ha ido adelantando a algunos rivales, pero hasta dentro de treinta días no sabremos en qué horquilla se podría mover previamente al sprint de las últimas catorce citas del calendario.
Los actuales guarismos no permiten un estudio profundo del presente y menos del futuro. Solamente el Numancia ha perdido un solo encuentro y son bastantes los que han ganado dos o más. No en vano se interponen once equipos entre la décimo séptima y la sexta posición, separadas por cuatro exiguos puntos. Osasuna, el líder y Zaragoza, más irregular, presentan los mejores números defensivos. Los del conjunto de Ferrer no son malos, pero sigue en la cola en cuanto a poder realizador. Vamos, que esto está todavía muy verde y las hemerotecas traicionan a las primeras de cambio.
