Diario de Mallorca

Diario de Mallorca

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La libreta

Entre el bien y el mal

El entrenador del Almería se estrenó durante la semana asegurando que lo único que le importaba del partido era el resultado. Se guardó de decir cuál, porque a pesar de disfrazar sus escandalosas intenciones de sostener el empate inicial con una delantera de tres tan falsa como su planteamiento, tuvo que sucumbir por una ley no escrita que a veces no se cumple, pero casi siempre sí: ganó el mejor. A mayores, podríamos añadir que aquel que buscó la victoria desde el principio, que intentó no jugar al pelotazo limpio, aunque no lo consiguiera siempre, y el que encontró, si bien tardiamente, el premio a su corazón y entrega al margen de virtudes ausentes y extrañas decisiones técnicas.

ataques de entrenador. Con esta expresión se define la manía que tienen algunos en sorprender a la parroquia con decisiones incomprensibles casi siempre y, en ocasiones, injustificables. Si Joan Carrillo se permitía dejar en el banquillo a Soriano, un lujo en el equipo que deambuló ayer por Son Moix, Ferrer no anduvo a su zaga al dejar fuera de salida a Brandon y, erre que erre, confiar a Pereira el carril izquierdo, a imagen y semejanza de su predecesor Soler. Peor aún, se tomó la libertad de conceder la punta de lanza a Coro en detrimento de Bianchi, suplente hasta el 72 de un partido hasta entonces dominado pero sin remate ni puntería. La inicial baja del mallorquín podría explicarse por las leves molestias que padece. La del italiano no se entiende ni siquiera como un aviso a un delantero que, sin ver puerta, aporta mucho más al conjunto.

El fútbol es un deporte colectivo en el que se crean dependencias. Nadie puede hacer la guerra por su cuenta, pero cualquiera juega mejor con compañeros que facilitan el trabajo. El Chapi ha inculcado a sus discípulos un espíritu de lucha que siempre le caracterizó en sus años de calzón corto, pero por mucho empeño que pongan precisan de alguien que encienda la luz y este no es ni más ni menos que Brandon. Hasta su aparición reinó la oscuridad, pero el excompañero de Asensio marca la diferencia en una plantilla reforzada con profesionales que tendrán que vivir de la perla. Cuando no está, el bloque no existe, ofensivamente hablando. Ofrece velocidad, imaginación y, como ayer, incluso remate. De Bianchi no podemos decir tanto, pero se faja con la defensa adversaria y esponja el terreno de tal manera que genera espacios y relaja el esfuerzo de la infantería que se mueve a su espalda.

Lo de Rossi en Malasia, al derribar a Márquez no fue un error, sino una manera estúpida de emborronar un currículum brillante y perder a un buen número de admiradores. Máxime cuando, contra todo pronóstico a principio de temporada, se encontraba a las puertas de conquistar el cetro mundial. No es una equivocación, sino una actuación comparable a la de un jugador de fútbol o baloncesto, ante la portería o bajo el aro y sin obstáculos, se desentendiera del balón para encararse con un contrario. Pero interpreto que la sanción impuesta por la Dirección es todavía más insultante.

Cuando Dorna argumenta que no debe aplicar una sanción mayor para no decidir el Mundial fuera del circuito, no sólo alienta conductas paralelas, sino que bordea la vergüenza: el espectáculo antes que la integridad de los pilotos. Más extraña se me antoja la actitud de Yamaha, que en lugar de recriminar y reprobar el comportamiento antideportivo de su ´joya´, anuncia la interposición de un recurso al débil castigo. Para quienes concebimos el deporte como una escuela de vida y universidad de la nobleza, el daño que causan este tipo de personajes amantes de gloria efímera y dinero eterno, no conoce límites ni consecuencias.

Compartir el artículo

stats