Pocos hubieran apostado en el verano que los dos máximos goleadores del Mallorca serían Sissoko y Javi Ros. Quizá al final de la temporada será una anécdota, pero lo que es seguro es que los dos tantos que llevan los dos centrocampistas han servido para que los bermellones hayan sumado sus últimos cinco puntos en las tres anteriores jornadas. Una ayuda al equipo de Albert Ferrer ante la falta de acierto ante la meta rival de Bianchi, Arana y compañía.
El estadio de Anduva fue el escenario de dos dianas para el recuerdo por su importancia. El francés de origen maliense recortó distancias a los tres minutos de la segunda mitad tras aprovecharse de una gran acción de Brandon. Remató sin titubear como el mejor de los delanteros, aunque sobre el papel sea un pivote de corte defensivo. Y el navarro, que luce con orgullo el brazalete de capitán, cabeceó entre la defensa del Mirandés, a pesar de su baja estatura, tras un gran pase de Pereira. Esas dos acciones salvaron un punto ayer, pero no fueron fruto de la casualidad.
Estos dos mismos jugadores fabricaron el gol anotado en el Carlos Tartiere de Oviedo. Campabadal sacó de banda y Sissoko, con toda la intención del mundo, envió un testarazo en el corazón del área que el ex de la Real Sociedad aprovechó para adelantar a los suyos en un encuentro que finalizó en empate (1-1). Y hace justo una semana fue el africano el que se llevó la gloria. Remató al interior de la portería del Llagostera tras una sensacional jugada de Company por la banda (1-0). Esa diana dio tres puntos vitales a los bermellones, que necesitan que Ros y Sissoko sigan con este nivel de acierto. No son arietes, pero sí son goleadores.
