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El equipo

Sissoko abraza al mallorquinismo

El centrocampista internacional maliense dedica al técnico Albert Ferrer el gol que dio los tres puntos a los bermellones tras una soberbia acción de Biel Company

Sissoko besa el césped del Iberostar Estadio tras celebrar el gol con sus compañeros que dio el triunfo al Mallorca. tooru shimada

Abdoul Sissoko era ayer el hombre más feliz del mundo, como mínimo. Su gol tiene más trascendencia que los tres puntos que conceden en la clasificación. Todavía no sirven para sacar al Mallorca de los puestos de descenso, pero sí para inyectar una dosis de credibilidad y de oxígeno para el equipo y, sobre todo, para el técnico Albert Ferrer. Curiosamente el francés, de origen maliense, se fue directamente a celebrar su tanto en el mágico minuto 67 con el entrenador catalán. Tenía claro que una derrota frente a la Llagostera podría haber dejado contra las cuerdas al Chapi, por lo que ese abrazo no era fruto de la casualidad. Sissoko, de 25 años, aterrizó en la isla sobre la bocina del cierre del mercado de fichajes. Llegó sin hacer ruido y con las dudas que generaba la llegada de un centrocampista de corte claramente defensivo y no ofensivo, como se estaba reclamando desde muchos sectores aquel 31 de agosto.

Poco a poco ha ido adquiriendo un mayor protagonismo en el equipo hasta el punto de que ya parece un indiscutible para el preparador. Su capacidad de trabajo en las tareas de contención aporta la solidez que Ferrer quiere en el centro del campo junto a Yuste y Javi Ros, que puede actuar con una mayor libertad en ataque. Llegó libre procedente del Granada, aunque ya conocía perfectamente la Liga Adelante al haber militado en el Hércules hace dos cursos, justo cuando el club alicantino descendió a Segunda B. No es un futbolista acostumbrado a marcar goles, ni mucho menos, pero ayer fue el único que logró meter el balón dentro de la portería del meta manacorí. Ya en la anterior jornada, en el Carlos Tartiere de Oviedo, asistió con un cabezazo a Javi Ros para adelantar a los baleares. Ayer los bermellones dispusieron de innumerables ocasiones en las botas de Bianchi, Arana, Campabadal y compañía, pero el gol llegó en las botas de Sissoko.

Sin embargo, el premio llegó gracias a una soberbia acción de Biel Company. El lateral, que demostró que se merece tener continuidad en el once, le hizo un sombrero al rival, se internó en el área y cedió la pelota para que el internacional maliense llevara la gloria a los cerca de siete mil espectadores que acudieron al Iberostar Estadio. Sissoko ya no podía disimular su enorme sonrisa. Tenía motivos para ello.

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