Un titular manido en las previas de cada jornada e infalible en alguna información de la geografía futbolística es "el xxxxxxx viaja a yyyyy con la intención de sumar los tres puntos", como si los veintidós competidores no jugaran con el mismo objetivo. Seguramente es la versión rancia del "ganar, ganar y ganar" de Luis Aragonés.
El tópico se transforma en necesidad rayana en obligación cuando las consecuencias de un empate o una derrota son imprevisibles y, siempre, negativas. Por eso esta semana Ferrer apela a todo lo que está en su mano y lo que no para evitar que la clasificación empeore, por otra parte algo matemáticamente imposible.
Y la tarea no está exenta de complicaciones a la vista de que se han confirmado las bajas de Acuña, Brandon y Moutinho; las dos últimas en el peor instante para el equipo y en el mejor momento de su estado de forma. Ahí están Arana y Pereira para lo que haga falta. En cuanto a los descartes parece que el futuro de Fofo está muy claro. U oscuro, según se mire.
El Llagostera, modesto por naturaleza, ya se equipara presupuestariamente con el resto de participantes. La temporada pasada llevó a cabo una segunda vuelta de escándalo, pero no así la primera que se parecía mucho a su actual arranque, con la excepción de su goleada al Elche el último fin de semana. Pero, por ahora, fuera de casa no ha cosechado muy buenas actuaciones. Sin embargo no es prudente confiarse. Y el Mallorca lo sabe si los supervivientes tomaron nota del 0-1 de hace siete meses. No sea que Claassen tenga que decir digo donde dijo diego.
