El hombre no sólo es el animal que tropieza dos veces en la misma piedra, sino el que se complica la vida innecesariamente.
De no ser porque Utz Claassen ya ha demostrado en bastantes ocasiones que no tiene reparo en decir que no ha dicho lo que ha dicho, ayer habría ofrecido el ejemplo perfecto de la dictadura de las palabras como agentes de la esclavitud.
Naturalmente es libre de confiar ciegamente en quien quiera, sea el director deportivo, los jugadores, cualquier empleado del club o, en este caso, el entrenador. Pero tal como pregonan la actual clasificación y los resultados, afirmar rotundamente que no va a cambiar a Ferrer en toda la temporada equivale a montar su propia trampa.
La proliferación de los medios de comunicación y la invasión de unos más profesionales que otros a través de internet y otros vehículos, propicia la constante aparición de personajes públicos. Quizás por eso la discreción es otra de las virtudes que han pasado a mejor vida.
Los presidentes de consejos de administración en general y los de clubs de fútbol en particular, deberían prodigarse menos ya no sólo de cara a la galería, sino incluso dentro de sus departamentos internos lo que, lógicamente, incluye el 'sancta sanctorum' del vestuario. Rectificar es de sabios siempre que no sean las circunstancias las que te obliguen a ello.
