El Real Mallorca que el domingo empató en Oviedo ofreció las mismas lagunas en ataque de siempre, pero también algunas señales que invitan al optimismo. Emergió la calidad de algunos futbolistas llamados a marcar diferencias en la categoría y por tanto a elevar el nivel competitivo del conjunto bermellón de cara a una pelea por el ascenso que a día de hoy parece muy lejana.
Moutinho, Sissoko y Costas completaron un partido extraordinario cada uno en su parcela. Siete jornadas después han irrumpido tres futbolistas que, de mantener la regularidad, cambiarán un panorama por ahora desmoralizador.
Sissoko jugó un partido inmenso. Futbolista de un enorme potencial físico, esta vez se vació y abarcó una gran extensión del terreno de juego para ahogar la zona de creación del Oviedo. Ganó casi todas las disputas por el balón en las que intervino y ahogó a Edu Bedia, Hervías y Erice, tres buenos peloteros que tuvieron poco contacto con el esférico.
El francés, más dotado para labores de contención, también fue una presencia constante en el juego de ataque del Mallorca. De hecho, sirvió una magnífica asistencia a Javi Ros que se tradujo en el 0-1 a los siete minutos del encuentro.
También Moutinho protagonizó su partido más inspirado con la camiseta bermellona. El portugués ya había emitido algunos síntomas positivos con anterioridad, pero se quedaba sin gasolina antes de tiempo. En el Carlos Tartiere rindió a un gran nivel durante los ochenta minutos que jugó. Desequilibró con buenas conducciones y precisos centros al área que, sin embargo, pocas veces encontraron rematador.
Llegó al Mallorca bajo sospecha por su suplencia en el Albacete la pasada temporada. Pero su progresión en la isla le ha llevado del banquillo a la titularidad, hasta ofrecer su mejor versión el pasado domingo. El luso canalizó casi todas las acciones ofensivas del conjunto bermellón, ejerciendo un liderazgo que por ahora no han asumido ni Coro, ni Acuña, ni Bianchi.
Quizás por un exceso de confianza perdió un balón que acabó siendo el origen del gol del empate del Oviedo al filo del descanso, pero esa acción no emborrona una actuación más que notable. A Moutinho solo le faltó un compañero con el que asociarse para culminar alguna de sus incursiones en el área de Esteban.
También sobresalió un liderazgo en la parcela defensiva. Pese a sus 20 años, David Costas aspira a ser el 'jefe' de la zaga, rango que en teoría estaba reservado para Aveldaño. A Costas no le avala ni su experiencia ni un físico fuera de lo común, pero cada jornada que pasa se consolida como un futbolista imprescindible en el esquema del Chapi.
El central, cedido del Celta, se confirmó en Oviedo como un defensa con una excelente salida del balón y un cerrojo ante las acometidas del rival. Después de siete jornadas está más hecho al equipo y ha ganado tanta confianza que en el Tartiere se permitió varias incursiones a la portería de Esteban.
