Albert Ferrer se la juega. Aunque de cara a la galería lo niegue, lo cierto es que el Oviedo puede dictar hoy sentencia sobre su continuidad en el banquillo del Real Mallorca. Resultados mandan y el cargo de entrenador es por donde se rompe siempre la cuerda en casos de crisis agudas como la que sufre el conjunto bermellón. Puntuar en el Carlos Tartiere le dará margen, pero una nueva derrota precipitará muy probablemente su destitución. Sobre todo si además el equipo protagoniza otro bodrio como el de la pasada semana ante el Huesca.

Miquel Àngel Nadal ha sido esta semana el gran defensor de la causa del Chapi, pero el director deportivo necesita que hoy el equipo dé buenos argumentos para sostener al técnico. Lo prioritario ahora es que el Mallorca, cuarto tope salarial más alto de la categoría, abandone la humillante condición de colista.

Brandon viajó, pero en el entrenamiento de ayer se resintió de su lesión y ha quedado descartado. Chapi quería darle minutos en la segunda parte como hombre más desequilibrante hasta el momento. El técnico se queda sin su pieza preferida.

Un Oviedo muy ofensivo

El técnico estaba dispuesto a forzar la máquina con Brandon, y no era para menos. El canterano ha empezado la Liga a un nivel muy superior al de sus compañeros de ataque, participando directamente en los dos únicos goles que ha materializado el Mallorca en las seis jornadas disputadas. Una estadística terrible que Ferrer, siempre positivo, espera empezar a enmendar esta misma mañana en el Tartiere.

El Mallorca espera a un Oviedo muy ofensivo. El conjunto asturiano es un recién ascendido que aspira a ser una de las revelaciones de la temporada. El técnico Sergio Egea tiene a su disposición una plantilla notable gracias al apoyo económico del magnate mexicano Carlos Slim, y no terminar en puestos de ´play-off´ será una decepción.

Ferrer se jacta de haber construido un equipo más o menos sólido en defensa, por lo que el Mallorca debería saber contener el ímpetu de un rival que saldrá al ataque desde el primer minuto. La incógnita reside, una vez más, en si el conjunto bermellón será capaz de materializar las ocasiones que tenga, que no serán muchas si hay que atenerse a lo que ha mostrado el equipo hasta el momento.

El Oviedo se presenta al partido mermado por las importantes bajas por lesión de Valle y Linares, habitualmente titulares en la delantera del grupo carbayón. Sin embargo, contará con el respaldo de casi 20.000 espectadores, una cifra muy superior a la media de los campos de Segunda División.

La reacción del Mallorca no admite más demora. El discurso del ascenso se desmorona con cada derrota y tanto el club como el propio Ferrer tienen cada vez más difícil sostener la ilusión de volver a Primera en el año del Centenario.

Puntuar en el Tartiere es la única vacuna para que la crisis bermellona no se descontrole. Y para sofocar la crispación que se respira en el entorno.