Albert Ferrer dirigirá el domingo al Real Mallorca en la visita al feudo del Oviedo. Ni Utz Claassen ni Miquel Àngel Nadal van a destituir esta semana al técnico bermellón, pero nadie es capaz de decir qué ocurrirá si el equipo encaja una nueva derrota en el Carlos Tartierre.
El director deportivo es el principal valedor de la continuidad del Chapi. Nadal confía en que el técnico será capaz de revertir la situación, aunque es consciente de que la visita a Oviedo entraña mucha dificultad para un Mallorca que a día de hoy está completamente descosido.
Colista de la clasificación después de seis jornadas, el conjunto bermellón tocó fondo el pasado sábado cuando perdió ante el modesto Huesca ofreciendo además una imagen deplorable.
Claassen fue objeto de una severa bronca por parte de la grada, pero al menos esta semana Ferrer no pagará los platos rotos. El presidente no quiere precipitarse destituyendo al técnico después de solo seis jornadas, pero obviamente su paciencia no es ilimitada.
El Chapi sabe que está en la cuerda floja. El Mallorca experimentó una notable involución el sábado, con el agravante de que encajó su primera derrota en casa y ante un mallorquinismo que ha tardado muy poco en perder la paciencia.
Si la semana pasada futbolistas y cuerpo técnico abandonaron razonablemente satisfechos el Municipal de Tarragona pese a la derrota, el sábado nadie pudo esgrimir ningún argumento para justificar el nuevo fiasco.
Claassen fue la principal diana de los abucheos de la grada, pero quien quedó realmente tocado fue el Chapi. Como es habitual, el entrenador es el eslabón más débil de la cadena y difícilmente el club le aguantará en el cargo si el equipo repite una actuación tan lamentable.
Después de aquel duelo Claassen y Nadal convocaron de urgencia a Ferrer para mantener una reunión que se prolongó durante casi dos horas. El presidente y el director deportivo exigieron al entrenador una reacción inmediata, y le recordaron que la pésima clasificación del equipo no es fruto de la casualidad.
Esa mejora tiene que verse en el desplazamiento a Oviedo. Al margen del resultado, Claassen quiere ver a un Mallorca intenso, ambicioso y que se deje el alma en el terreno de juego. Esta vez no valen medias tintas porque si se repite la deplorable imagen del sábado será muy difícil que el director deportivo pueda detener la destitución del entrenador.
Todavía hay una moderada confianza en que el equipo sea capaz de enderezar el rumbo, escalar posiciones y afianzarse en la parte alta de la clasificación. De hecho, el objetivo del ascenso no ha variado, al menos de puertas hacia afuera. Ni el club, ni el cuerpo técnico modificarán de momento el discurso y la meta, oficialmente, sigue siendo pelear por volver a Primera División.
Lo dejó muy claro el propio Chapi durante la rueda de prensa posterior al partido: “No cambiaré el discurso”.
También es evidente que si el Mallorca no empieza a encadenar victorias inmediatamente, habrá que pensar únicamente en la permanencia.
El club presentó a Ferrer como el entrenador del ascenso y del Centenario, y confía en que los resultados acabarán avalándole y terminará la temporada como técnico bermellón.
De este modo, a día de hoy no está sobre la mesa ninguno de los entrenadores con los que se habló en verano y que a día de hoy no tienen equipo. Son los casos de Fernando Vázquez, Juan Antonio Anquela y Quique Setién, entre otros. Pero ninguno de ellos ha recibido una llamada de Son Moix.
La crisis es muy real en un Mallorca que no da motivos para el optimismo. Un entrenador con el crédito casi agotado y unos futbolistas noqueados y sin capacidad de respuesta forman un panorama desolador.
