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La crónica

Ferrer se queda sin defensa tras otro ridículo

El Mallorca vuelve a ofrecer una imagen lamentable y pierde 0-1 ante el Huesca, el único equipo que todavía no había ganado - Leo Franco abandonó Son Moix sin haber realizado una sola parada - El técnico catalán pende de un hilo tras las protestas de la afición, que alcanzaron a Claassen

Los argumentos se le están acabando a Chapi Ferrer, y la paciencia a Claassen, que ha visto cómo en el plazo de apenas un mes el 'I tu, puges?´ se le está yendo a pique. El Mallorca volvió a ofrecer otro partido lamentable, de difícil justificación. Da igual que delante tenga a un equipo con aspiraciones u otro que, hasta ayer, no había ganado todavía un partido, como el modestísimo Huesca. Este equipo no juega a nada, y además de a los jugadores, es al máximo responsable técnico al que se le deben exigir responsabilidades. El crédito se le está acabando a pasos agigantados porque es difícil pensar que se puede jugar peor a fútbol. Sus jugadores no juegan a nada. Son un flan en defensa, el centro del campo es todo músculo y nula creatividad, y delante no hay nadie que marque un mísero gol.

Tras el paupérrimo espectáculo ofrecido ayer, poca defensa le queda a Ferrer, que de entrada tiró un jarro de agua fría sobre la afición al dejar a Bianchi, el hombre de referencia en ataque, o el que está llamado a serlo, en el banquillo. Sin duda, una decisión tan impopular como incomprensible. Entre otras cosas porque la pareja que formó el italiano con Acuña en Tarragona supuso una de las pocas noticias agradables a las que agarrarse. Ferrer, como si al mismísimo Barcelona o Real Madrid tuviera enfrente, alineó un equipo más defensivo que otra cosa. El doble pivote Yuste-Sissoko parece inamovible. Este par de centrocampistas rocosos apenas cruzan la línea del centro del campo. El técnico catalán, como buen defensa que fue, ha construido su discurso sobre la dificultad de ser vencido más que en su capacidad para ganar. Hasta un neófito en la materia percibe que a este equipo le falta creatividad y, por tanto, remate. Moría el partido al ritmo que imponía el Huesca. ¡El Huesca!, un modesto entre los modestos que llegaba a Palma como el único equipo que todavía no había ganado un partido. Hasta ayer. Es desesperante ver a los equipos rivales tocar y tocar la pelota. El más malo, y el Huesca está entre los peores, parece un equipo de primerísima fila ante un Mallorca que no se sabe a qué juega. Se supone que a fútbol porque hay un balón en juego y hay que darle con los pies. No por nada más.

Por segunda vez en quince días, Leo Franco abandona Son Moix sin haber realizado ni una parada. Y es que el Mallorca no tira a puerta. Ni lo intenta. Y así es muy difícil ganar un partido. No eran tanto las ocasiones como las sensaciones de superioridad global que manifestaba el equipo aragonés o la sensación de inferioridad absoluta que despertaba el Mallorca de Ferrer. Si había un equipo que quería ganar ese era el Huesca, que, con todas las limitaciones del mundo, al menos lo intentaba. Y llegaron las ocasiones sobre Timon. Y se lo empezó a creer. Y marcó. Fue en el minuto 64. Machis, un currante del fútbol, se fue por enésima vez de Campabadal. Puso un centro medido al área que fue rematado por Tyronne, que en el partido de Copa también la enchufó. La paciencia de la afición se acabó y se empezaron a escuchar los primeros pitos en señal de protesta por lo que consideran una estafa. Lo de este Mallorca ni es fútbol ni es nada. Es un pastiche. Y Ferrer, que en la banda sólo hace que aplaudir y aplaudir en lugar de corregir los muchos defectos de su equipo, no sabe cómo explicar semejante disparate.

En el tramo final entraron más hombres ofensivos. Un pelotero como Damià y un veterano del área como Coro. Pero ni por esas. Da la impresión de que este Mallorca necesita partidos de 300 minutos para marcar un gol. De momento lleva dos en 540, uno de ellos de penalti. Tan pobre fue el espectáculo, tan negro lo deben ver en la planta noble, que ni siquiera el director deportivo Miquel Angel Nadal se atrevió a asegurar que Ferrer se sentará el próximo domingo en el banquillo del Carlos Tartiere. Lo de ayer fue una cura de humildad. Para Claassen y para el entrenador, convencidos de ganar. No tienen defensa.

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