El Mallorca es un solar, y el principal responsable es su entrenador. Albert Ferrer es la viva imagen de la impotencia dentro y fuera del terreno de juego. Durante el encuentro se limitó a aplaudir los muchos errores de los futbolistas. Y después, en sala de prensa, no atinó a dar un solo argumento que explicara la caída libre de su equipo. Chapi, presentado como el entrenador del ascenso y del Centenario, va camino de repetir el nefasto inicio de Liga de Valeri Karpin la pasada temporada. Ante el Huesca y en los partidos precedentes ordenó tres cambios absolutamente predecibles que por lo demás no sirvieron para hacer reaccionar al Mallorca en la segunda mitad. Ferrer, como tantos otros técnicos bermellones antes que él, va camino de fracasar a la hora de sacar rendimiento a una plantilla que debería estar mucho más arriba.
