El defensa catalán cuajó su mejor partido con la camiseta del Mallorca. Comenzó desatado, con continuas incursiones por su banda, sin que los rivales supieran cómo detenerlo. De sus botas nacieron la mayoría de jugadas de ataque de su equipo, sobre todo en una primera mitad en la que los isleños fueron los auténticos dominadores del partido. Sus centros a Acuña y Bianchi no fueron nunca aprovechados por estos, que estuvieron desafortunados de cara a gol. En la segunda parte, con el Nàstic defendiendo su mínima ventaja, todos más juntos, le costó más destacar a Campabadal, que pese a la derrota puede sentirse satisfecho de su actuación. Todo lo que le pide Ferrer, que acabe las jugadas y que no tenga miedo con el balón en los pies, obedeció ayer a rajatabla.
La cara