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Análisis

Transporte y calidad

Un amigo fue al mercado a comprar gambas y, alarmado por su precio, preguntó por qué eran tan caras. La pescadera respondió: "Es que las traemos de la península". Al ver otras con el cartel de 'gamba de Sóller' dijo "¿y éstas?"; "es que son mallorquinas", le explicaron. El hombre regresó decepcionado planteándole a su mujer que el coste del transporte y la calidad eran paralelos.

Con la cantera sucede algo parecido. Es un recurso de fácil demagogia para quienes pretenden que los futbolistas formados en la casa tienen que ser más baratos. Nada más lejos de la realidad. La escuela más antigua y profesional de España, Lezama, alimenta al Athletic que, por otra parte, trabaja con uno de los presupuestos más altos de Primera División.

Se paga la categoría, el nivel y no la procedencia o lugar de nacimiento y si un club quiere invertir en formación, lo primero que necesitan saber sus responsables es que eso cuesta dinero y el jugador local tiene derecho a obtener un contrato equiparable al de sus compañeros por mucho que alguno viaja desde allende los mares. En todo caso, multiplicar la inversión es una de las tareas de una buena dirección deportiva.

Si fuera cierto que no hay peor cuña que la del propio palo, el Nàstic, con cinco mallorquines, daría mucha guerra al Mallorca. Lo hará igualmente y con independencia de ello. Esto de besar el escudo de la camiseta o esgrimir sentimientos especiales porque uno se enfrenta a un club anterior forma parte de la parafernalia futbolera aunque se admiten contadas excepciones.

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