Me sorprenden más las declaraciones post partido de Ferrer, que el deficiente comienzo del Mallorca en el campeonato de Liga. En parte porque, como ya he plasmado en varias ocasiones, conjuntar un equipo a partir de individualidades de idiosincrasia dispar requiere tiempo y aun así no es fácil. El Chapi lo sabe y precisamente por eso de utilizar otro discurso por mucho que quiera proteger a sus jugadores, algo de lo que tampoco se acordó en Bilbao. Entendemos que el fichaje de Bianchi, probablemente el de mayor coste dentro de un presupuesto misterioso que se presume modesto, obedecía a esa sequía goleadora que experimenta el equipo. El artillero ya está aquí, pero ¿y la pólvora? Ya tenemos a quien dispara el arma, pero a nadie que cuide de cargarla. Y, claro, si después de dar doce bajas y traer a quince futbolistas, resulta que la solución estaba en casa -Pereira, Company, Damiá, Brandon- hay quien tiene motivos para sentirse engañado. Sin perder de vista que los tres últimos no evitaron el descenso del filial a Tercera.
El máximo accionista Utz Claassen ha patinado seriamente con los tres brasileños, por desconocimiento propio o por algún compromiso oculto. Por el contrario ha acertado con el portero, Timon Wellenreuther, salvedad hecha de que en último término el primer beneficiario de sus actuaciones será su club de origen, el Schalke 04. En resumen, hay guardameta y parece haber delantero centro, pero aún no queda claro si hay defensa central y sí está clarísimo que el centro del campo es un desierto de creatividad o una laguna cuya agua se evapora entre las briznas del, por otra parte, infame e impropio terreno de juego de Son Moix.
