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La crónica

El Mallorca también pierde con el Huesca

Los rojillos quedan apeados con justicia ante el modesto conjunto oscense, con dos goles en la segunda parte, en un partido en el que volvieron a cometer errores groseros en defensa y evidenciaron una preocupante falta de profundidad y pegada

De auténtica vergüenza para el mallorquinismo y una deshonra para el Centenario. Quedar eliminado en la Copa del Rey entraba dentro de lo posible, pero no de esta manera. Ni mucho menos. El Huesca, un recién ascendido a la Liga Adelante y plagado de suplentes, pasó por encima de un equipo rojillo,también con muchos no habituales, que no estuvo a la altura. De ahí que los 3.715 espectadores le dedicaran una soberana pitada al finalizar el encuentro -muchos ya se habían ido- con toda la razón del mundo. Los aragoneses apearon al Mallorca porque desearon mucho más superar la ronda. Y porque no tuvieron una falta de intensidad digna de estudio en jugadores que, sobre el papel, debían aprovechar estos minutos para convencer a Ferrer de que son válidos para actuar en Liga.

Truyols y David Costas, que anoche debutó, fueron una calamidad, mostrándose demasiado blandos y dubitativos en una zona en la que no pueden serlo. O Javi Ros, que está lejos de ser el catalizador del juego. A este Mallorca le falta profundidad, cierto, último pase, también, pero al que jugó ayer también le faltaron argumentos para saber crear peligro de verdad. Chapi apostó por un once con dos del filial, Joan Sastre y Carracedo, que mostraron el descaro que se le debe exigir a los jóvenes pero a los que no se les puede culpabilizar por la derrota. Es la tercera temporada consecutiva que el Mallorca cae en la primera ronda en Son Moix -antes Alcorcón y Las Palmas-, un balance terrorífico si se tiene en cuenta que en estos cien años de vida el torneo del KO, en 2003, es el que le llevó a tocar el cielo.

Las faltas de concentración del Mallorca fueron una constante en la primera parte. No hay excusa posible para que un futbolista pierda de vista la pelota, como le ocurrió a Javi Ros. Joan Sastre se la pasó y el navarro reaccionó cuando el balón ya estaba en posesión del Huesca. José Gaspar se lo cedió a Figueroa, que todavía se estará preguntando por qué no marcó. Estaba absolutamente solo, con la zaga pillada desprevenida, pero su violento disparo se estrelló en el larguero. Solo era el minuto cinco.

?Los rojillos tenían el balón, pero no asustaban al adversario. Biel Company, con un fuerte tiro, puso a prueba los reflejos de Leo Franco. El lateral, que es de los pocos que se salvan, está creciendo en su juego a pasos agigantados y, si sigue así, Campabadal puede estar con la mosca detrás de la oreja. Los oscenses llegaban a cuentagotas, pero la pasividad de la zaga local le dio más opciones. Como el plácido cabezazo de Carlos David, tras un pase lateral, que se fue fuera por poco.

?Solo algún fogonazo de Moutinho, Carracedo o Fofo dieron vida a los suyos. El chaval del filial sirvió un buen centro al interior del área que el portugués se quedó con las ganas de rematar. Moutinho también dejó detalles, pero abusaba demasiado de la posesión de la pelota. Joan Sastre, reciente internacional sub-19, probó fortuna con un chut mordido que se machó fuera. Fueron algunas de las escasas ocasiones en las que se salió del tedio. Fofo, antes del descanso, lo intentó con un tiro seco a media vuelta, pero Leo Franco estuvo en su sitio.

Sin embargo, lo peor estaba por llegar porque la segunda parte fue un espanto. Con la complicidad de Truyols y Costas, Tyronne se internó en el área y batió a Cabrero. Era el minuto 53 y había tiempo de sobra para darle la vuelta. Ferrer introdujo a Acuña, pero por muchos delanteros que haya en el campo, si no le llegan buenos balones no pueden hacer nada. Bianchi, con un cabezazo y un fuerte tiro, más otro del paraguayo, lo intentaron, pero la realidad es que el Huesca sentenció. Figueroa ya había avisado poco antes, pero un disparo seco de Fran Mérida, en el que Cabrero pudo hacer más, se coló en el fondo de la portería para elevar la indignación de la grada. Ganar el domingo al Numancia suena a obligado para no enrarecer todavía más el ambiente. El resto ya es historia.

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