Antes de que a Brandon le salgan más descubridores que los que conquistaron América, fue Caparrós quien le hizo debutar con el primer equipo, en Copa y en Sevilla si no recuerdo mal, pero a Olaizola le cabe el honor de elevarlo a los altares de la titularidad hace dos temporadas, sin que Karpin o Miquel Soler insistieran en su continuidad. Otorgado al César lo que le corresponde, concluyamos que es el único futbolista desequilibrante que tiene el Mallorca en su plantilla actual, por lo que cualquier asociación de sus compañeros con él será digna de éxito. No confundir con garantía infalible.
A principio de temporada siempre se dan resultados dispares. Nadie habría pronosticado que la Ponferradina que vimos en Palma iba a meterle tres a cero a uno de los candidatos al play off, el Real Valladolid. Ni el Llagostera otros tantos al Alavés, llamado a equipo revelación. Si a ello añadimos la igualdad que reina en la Liga Adelante, donde la regularidad es rara avis, se explica que en tres jornadas no quede ningún equipo que lo haya ganado o perdido todo. Aunque parezca un contrasentido esta puede ser una de las grandes bazas del Mallorca si no se desploma prematuramente.
La precipitación no desemboca nunca en un análisis certero. En esta categoría y debido a su carácter y circunstancias aún menos. El partido de San Mamés pudo haber cambiado si en el primer minuto de la segunda parte Bianchi, prometedor debut, no desvía involuntariamente fuera un remate de Coro. En otros escenarios también hubo acciones y tarjetas rojas que influyeron en varios marcadores. En un mundo dominado por el presente rabioso, desespera aquel que espera, pero no queda otra.
