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Análisis

Un cava catalán y del malo

Tercera jornada de Liga y segunda decepción para el mallorquinismo. El equipo de Ferrer demostró ser un equipo champán, o mejor un cava catalán del malo. Cuando se destapa el partido, como ocurrió en los quince primeros minutos ante la Ponfe ayer en La Catedral, sale a todo gas y te deja un buen sabor de boca que te hace soñar. Salida en tromba, con un gol a los cuatro minutos, con el apunte de una sociedad Brandon-Bianchi que puede marcar diferencias, con un equipo que presionaba desde arriba. Pero todo fue un espejismo pasado ese cuarto de fulgor. El Mallorca le cedió la pelota a los cachorros del Bilbao, que tomaron el mando en el partido y dejaron sin argumentos a los de Ferrer que siguen sin saber sacar el balón de atrás. No sabe hacerlo Aveldaño, no sabe Kasim; Javi Ros y Yuste desaparecen o están tapados y todo acaba en pelota a los pies de Cabrero que la rifa. Esperemos que la solución tenga el nombre de David Costas. El resultado no podía caer de otro lado que de los vascos, con un Lekue que volvió loco a cuanto par le colocaron, aunque si no hubiera sido por el error garrafal de Kasim las cosas hubieran tenido otra cara. Lo preocupante, o no, es que la derrota se ha producido ante un rival que hasta ahora tenía el casillero en blanco y sin el potencial que se les supone a otros como Zaragoza, Valladolid o Almería.

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