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La libreta

Actitud, aptitud o ineptitud

Aveldaño observa la trayectoria del balón.

El Mallorca se presentó en San Mamés con un equipo plagado de experiencia: Cabrero (35 años), Aveldaño (30), Oriol (28), Yuste (27), Pereira (27), Arana (30) o Bianchi (32). Bueno, pues fue incapaz de sostener un clamoroso obsequio de la ingenua zaga local a los cuatro minutos del saque inicial, ante un equipo recién ascendido cuyo jugador más vaterano tenía sólo 22 abriles. Ante una realidad tan evidente, buscar explicaciones en un hipotético fuera de juego milimétrico en el gol del empate o un fortuito choque con el árbitro que evitó el despeje del argentino en el tercero, suena incluso a ridículo. Y si hace una semana loábamos, tal vez con acentuada exageración, los apuntes mostrados en Son Moix en los compases iniciales de la confrontación con la Ponferradina, hoy nos obligamos a dar un paso atrás sin dejar de lado la necesaria prudencia.

La actitud, tópico pasajero es el término de moda para explicar las derrotas de cualquier equipo. Un complemento más genérico y menos comprometido que la aptitud. Cuando un equipo se plantea jugar a algo, lo primero que nos debemos preguntar es si será capaz de desarrollar aquello que se le pide. Es decir, quizás conviene hablar de ineptitud, frente a los asertivos precedentes. Es pronto para condenar a nadie, mucho menos a Bianchi por su expulsión compensada con una actuación cuya ´actitud´ nadie podrá discutir. En todo caso exceso de celo, cuando su debut quedaba empañado por una remontada en la que el error de Kasim en el segundo gol obedece a un fallo casual.

Los entrenadores se quejan frecuentemente de que sus pupilos no representan sobre el terreno de juego el papel que se les ha asignado. Ferrer visualizaba en la víspera un encuentro para cuya suerte final sería imprescindible retener el balón. Ocurrió todo lo contrario. A partir del momento en que el italiano se adelantó a los espectadores más rezagados, el Mallorca se echó escandalosamente para atrás, renunciando al dominio del juego, sin inquietar la meta de Remiro y con unas dificultades tan groseras para mover y mantener la pelota, que ha llegado el momento de poner en solfa si el pivote que integran Javi Ros y Yuste es el más indicado. El Chapi tiene dónde, pero a la hora de la elección la duda reside en el qué. Fue valiente al buscar la reacción. Fue crítico con alguno de los profesionales, pero tan malo es hablar de buenas sensaciones si no las hay, como señalar culpable si lo han sido casi todos.

Nuevos fichajes, viejos problemas. Quince novedades son muchas y la tarea de formar un conjunto requiere tiempo. Traer a cuatro centrales para que el titular sea Kasim sugiere algún tipo de problema. Dar la alternativa a Damià en determinadas circunstancias, un riesgo para el jugador. Encajar cinco goles en dos partidos invita a la meditación y recaen varias incógnitas sobre el rendimiento individual que pueden ofrecer algunos de los incorporados, sin olvidarnos de quienes ya vienen de la temporada pasada, excepción hecha de Brandon, un oasis de calidad en el desierto.

El de Nadal es otro ejemplo, ya que si de algo no peca es de falta de actitud. En estos momentos adolece de aptitud para vencer a sus contrincantes y, posiblemente, a sus propios fantasmas. No se le ha olvidado jugar al tenis, pero se ha desviado del camino que le encumbró por causas que él mismo conoce mejor que nadie. O no. Pero aunque hubiera enfilado el declive que tarde o temprano se hace inevitable, ya se ha ganado su lugar en la historia y no quedaría más que reconocer lo que ha conseguido y nos ha dado. Siempre habrá leñadores dispuestos a sacar leña del árbol caído, pero en el presente caso aún se mantiene en pie.

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