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Análisis

Bodas y divorcios

Las series de televisión se han puesto de moda. Muchas de ellas son de bajo coste y se venden en marcados ávidos de producto con el que mantener una programación durante las veinticuatro horas del día. Pero no nos engañemos. Las hay con guionistas de lujo, su verdadero secreto, y rodajes nada sencillos. Se diferencian así de los culebrones. O eso pienso yo.

El Mallorca cerró ayer otro capítulo de este verano caracterizado por una acción publicitaria e incluso propagandística más llamativa que su contenido. Bianchi, su última incorporación, queda sometido al juicio de una afición que, por momentos, ha sido capaz de pitar a Arango y aplaudir a Cendrós, por poner un ejemplo fácil y extremo. El italiano adquiere el compromiso de mejorar lo que hay en su puesto. No parece difícil.

Todavía quedan páginas abiertas. Agus, Joselu, Fofo y Truyols esperan la orden de despegue que ya les llegó a Cedric y Uche, pero puede que la pista no dé para tanto tráfico si tenemos en cuenta que se anuncian aterrizajes.

El antiguo TBO incluía una sección titulada 'En un segundo cambia la opinión del mundo', que viene de perlas al mundillo futbolero. Alguno de los candidatos a cambiar de aires fueron presentados en su día como verdaderas panaceas. Igual que otros en la actualidad. No obstante es algo frecuente en muchos clubs. Si acaso sorprende la presumible baja de Joselu, salvador en el mes de enero y crucificado tan solo seis meses después.

Cuentan que ni él ni su agente andan muy satisfechos, lo cual abunda en perjuicio del club que ya no goza de mucha popularidad en el gremio de referencia. Que sea para bien, un deseo tan válido en una boda como para un divorcio.

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