Cargar las culpas de la lamentable derrota en Alcorcón en un único jugador, en este caso Fofo, es del todo injusto. Es verdad que el futbolista mallorquín no ha cumplido con las expectativas tras recalar en el club procedente de la Ponferradina. Su frialdad en el campo exaspera y su aportación es mínima, pero de ahí a tomarla con él va un abismo. Los problemas del Mallorca son mucho más graves. A las primeras de cambio, tras recibir la primera en la frente, en la cúpula y cuerpo técnico parece que ya no ven tan claro que el objetivo pueda ser el ascenso. El espectáculo ofrecido el sábado fue muy triste. Y repetitivo. Fue el partido del Mallorca mil veces visto la pasada temporada, y la anterior. Nula actitud, que se confunde con desidia, y sin una idea clara de juego. Y ahí tiene mucho que decir el Chapi. Si preocupante es su propuesta de juego, tanto o más lo es su discurso tras el partido en Santo Domingo. Que el máximo responsable no haga un mínimo de autocrítica es la peor señal.
