Una primera vuelta para soñar, una segunda para olvidar y un descenso para la reflexión. Así se podría resumir el trayecto vital del Mallorca B del entrenador vasco Javier Olaizola, y que en cierta medida explica esta inesperada pero no injusta vuelta a los infiernos del filial rojillo. Y es que dejar los deberes para el final no suele ser sinónimo de éxito. Y lo de ayer en la ciudad deportiva de Son Bibiloni fue más de lo mismo.

De salida, el Mallorca B mostró su mejor cara. Arropado por una afición que llenó la instalación deportiva, funcionando a todo tren su zona medular gracias a la clarividencia de Álvaro Clausí y la movilidad tanto de Cortés como de Brandon, el filial rojillo controlaba a un Hércules que tiró de veteranía para aguantar el chaparrón inicial rojillo.

Cedric y Julen tuvieron en los minutos 3 y 9 la opción de cambiar la historia del partido. Pero no acertaron, y el que sí lo hizo fue el conjunto de Manolo Herrero. Primer contragolpe meridianamente trenzado de los alicantinos, y el pase de la muerte en línea de fondo de Chechu Flores que no lo desaprovechó desde dentro del área rojilla Miñano, adelantando a los suyos en el marcador.

No era lo más justo, pero el fútbol de la Segunda B es así. Con el tanto en contra, al Mallorca B le costó meterse de nuevo en el partido. Los alicantinos, con un Rafita muy activo por su derecha, buscaron la sentencia. Y casi lo consiguen a la media hora de partido, pero Casares no fue capaz de aprovechar el cruce precipitado de Raúl González.

Tras el intermedio, el Mallorca B cogió nuevos bríos, y al Hércules le empezó a pesar el miedo a perder el partido. Brandon volvió al partido, Clausí recuperaba su status en la medular ante su ex equipo y Cedric mareaba a la zaga rival por su velocidad. Pero el empate llegó desde los once metros, en una pena máxima cometida por el mallorquín Rafita Ramos, al que Brandon obligó a tumbar por centímetros dentro del área herculina. El propio Brandon, engañando al portero Chema, ponía nuevos bríos al partido. Todo parecía ideal para el filial rojillo, los marcadores no se movían, hasta que en Elda, Aridane ponía en ventaja a los suyos. Quedaban nueve minutos para el final, y Mallorca B y Hércules no sabían qué hacer: si ir a por el partido a tumba abierta o gestionar el empate como resultado válido. Las ocasiones apenas brotaban de las botas de unos y otros hasta que la luz roja se encendió en Son Bibiloni con el gol de Óscar Muñoz para el Cornellà al minuto 88 de partido.

El cuerpo técnico del filial estuvo pendiente del teléfono móvil para conocer el resultado del Cornellá. T. SHIMADA

Aquí, el filial rojillo intentó un último esfuerzo. Fue en balde. El partido acabó en el minuto 93, y cinco más tarde, los resultados de Elda y Cornellà enviaban al Mallorca B a la Tercera Balear. Con solo 14 puntos sumados en toda una segunda vuelta, es imposible aguantar una categoría.

Mallorca B: Royo, Cifre, Connor, Raúl, One, Clausí, Cortés (Kike, min. 82), Tià Sastre (Damià, min. 66), Julen (Vidal, min. 74), Cedric y Brandon.

Hércules: Chema, Rafita, Paco Peña, Atienza, Álex, Miñano, Chechu Flores, Lázaro, Portillo (Fernando, min. 75), David González y Casares (Quero, min. 82).

Goles. 0-1, min. 17: Miñano. 1-1, min. 69: Brandon de penalti.

Árbitro: Brea Peón (Comité Gallego).

Tarjetas amarillas: A One, Cortés y Julen por el Mallorca B; y a Miñano, Chema, Rafita, Paco Peña, Carlos Lázaro, Casares y David González para el Hércules.

Tarjetas rojas: Directa a los preparadores físicos del Mallorca B, Jaume Moll (min. 44) y Tomás Carratalà (min. 68).