Utz Claassen está muy preocupado por la pésima racha deportiva del Real Mallorca y ha decidido intervenir. El presidente acudió ayer por la mañana a Son Bibiloni y se reunió con los futbolistas del primer equipo. Uno a uno y por orden de dorsal. El desfile de jugadores por las oficinas de la Ciudad Deportiva se prolongó hasta entrada la noche.

Al filo de las 22:00 horas el máximo accionista se reunió con Miquel Àngel Nadal, mientras Miquel Soler esperaba su turno.

Claassen habló y escuchó. Lanzó a cada uno de los jugadores un discurso en el que mezclaba reproches y palabras de ánimo para afrontar las últimas nueve jornadas de Liga. Y por encima de todo, les recordó lo mucho que se juega el club y lo perjudicial que sería para la entidad y para ellos mismos un descenso a Segunda B.

El presidente pidió a los futbolistas que se expresaran con libertad y a todos ellos les preguntó si había algún problema con Miquel Soler. El propietario es consciente de que una parte del vestuario está distanciada del técnico bermellón y le preocupa que la brecha se haga más grande. Hace dos semanas escuchó con desagrado las críticas que Xisco y Joao lanzaron públicamente contra el entrenador por las rotaciones y los cambios de sistema. El alemán no entendió que ese tipo de cuestiones no se resolvieran de puertas hacia adentro.

Claassen cree que los jugadores se han dejado llevar. Se enfadó mucho por la pésima imagen ofrecida ante el Alavés, Sabadell y Lugo. Y ni siquiera apoyó el argumento de que el árbitro tuvo la culpa de la derrota ante la Llagostera porque, consideró, el Mallorca debería haber ganado al modesto conjunto catalán incluso con el peor arbitraje del mundo.

El presidente criticó a los futbolistas su poca implicación en las últimas semanas y les pidió más intensidad. También les preguntó qué posibles soluciones veían para reconducir el rumbo y alejarse del descenso.

El tiempo que duró la reunión con cada jugador osciló entre quince minutos y una hora. Por ejemplo, Yuste estuvo con el presidente 50 minutos. A última hora de la tarde había jugadores que esperaban en sus casas la llamada del club y el alemán tuvo que anular su asistencia a la inauguración de la exposición de los Alfosinos.

Claassen interpeló a todos los jugadores sobre una serie de cuestiones generales, pero también individualizó. Por ejemplo, recriminó a Enric Saborit el penalti que cometió ante el Lugo y que provocó que el Mallorca se quedara en inferioridad numérica a los once minutos del encuentro.

No todo fueron reproches. El propietario bermellón le exigió más de lo que están dando, pero también trató de inculcarles moral para lo que queda de temporada.

La iniciativa de Claassen es insólita porque no es nada habitual que un presidente interrogue uno a uno a sus futbolistas, por muy grave que sea la crisis. Hasta ahora el alemán se ha informado sobre lo que ocurría en el vestuario a través de Nadal, pero ayer quiso involucrarse personalmente.

El alemán está alarmado por la falta de intensidad del equipo y ya advirtió de que si en caso de derrota contra el Racing tomaría medidas.

Claassen considera que la situación dentro del vestuario ha llegado a una situación límite y sentía la necesidad de recibir información de primera mano. El alemán considera que la tendencia del equipo es peor de lo que refleja la situación clasificatoria y cree que los futbolistas no pueden aplazar ni una semana más la reacción.

De momento el club confía en Miquel Soler, pero es muy posible que una derrota el domingo en Alcorcón desemboque en la destitución del técnico catalán.