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La crónica

El Mallorca deja escapar vivo al Girona

El equipo de Karpin desperdicia una buena oportunidad de lograr la victoria en el campo del equipo revelación - Segundo partido consecutivo imbatido

Hay empates que te satisfacen y hay empates, como el de ayer, que te dejan con un mal sabor de boca. El punto obtenido por el Mallorca en el feudo del equipo revelación, el Girona, tiene un mérito indudable, pero seguro que en el vestuario, al final del partido, se maldijo la gran ocasión desperdiciada. En un partido muy serio de principio a fin, el equipo de Karpin gozó de ocasiones suficientes, alguna muy clara, para regresar con los tres puntos. Al final uno. Menos es nada y que de poco sirve si el objetivo en la segunda vuelta que está a punto de comenzar es mirar a las plazas de privilegio. Si la meta es la permanencia, el punto es de oro.

Apostó Karpin por los tres centrales por primera vez en la temporada. Y le salió bien. Puede ser una buena fórmula de cara a partidos ante rivales de postín cuando el equipo juega fuera de casa. Los hombres de Karpin estuvieron muy bien arropados y se vio, por primera vez en mucho tiempo, solidaridad a raudales, acompañada de una actitud encomiable. Más o menos acertados, del primero al último de los jugadores se emplearon a fondo para sumar un punto que debe reforzar la moral de un equipo que no anda precisamente sobrado de ella. El Mallorca empató, es verdad que pudo perder, pero también ganar. Porque ocasiones tuvo y las buscó. Si el equipo no regresó con los tres puntos posiblemente sea porque no da más de sí. Poco más se le puede pedir al equipo de lo que ofreció ayer.

La mejor noticia que dejó el partido fue la solvencia defensiva. Por primera vez en mucho tiempo, posiblemente en toda la temporada, el equipo no sufrió atrás. Liderados por un Bigas omnipotente, los laterales, ayer más interiores Cendrós y Saborit, y Agus y Kasim fueron un muro que hizo imposible cualquier intento del conjunto catalán. Y si fallaba alguno, allí estaba Cabrero para desbaratar los ataques del equipo de Pachín. Intervino poco el guardameta mallorquinista, pero cuando lo hizo fue para dejar huella. Como a la media hora, cuando evitó el gol local al detener, como si de un portero de balonmano se tratara, un remate a bocajarro de Mata, el hombre más peligroso del Girona. Cabrero desplegó toda su humanidad e interceptó con los pies un remate que ya se cantaba gol.

Fue el de ayer el partido de las reivindicaciones. El de Saborit, que jugó su mejor encuentro. Bien en defensa -evitó el 1-0 en el minuto 38 al anticiparse a Cifuentes-, donde más se dejó ver fue en ataque. Con una zurda nada despreciable, puso los mejores centros al área, pero pocas veces encontraron rematador. Karpin tiene un jugador más con el que contar. Agus también debe aparecer en el apartado de las resurrecciones. Desaparecido hasta de las convocatorias tras comenzar como titular, ayer volvió a sentirse futbolista. Comenzó nervioso, con algún error de bulto, pero fue a más. Sobre todo en una segunda parte en la que, como todo el equipo, se sintió muy cómodo. Ninguna ocasión creó el Girona, y a Agus le corresponde buena parte del éxito.

Tras el descanso, el partido fue del Mallorca. Cada vez más suelto, creaba peligro al contragolpe, casi siempre liderado por Marco, pero que no encontró en Fofo al acompañante ideal. El ex de la Ponferradina ensayó el disparo en un par de ocasiones, pero fue respondido por el portero Becerra, dicen que una de las claves de este sorprendente Girona.

Karpin no se conformaba con el punto. A veinte minutos del final Pereira, inesperado suplente ayer tras su buen partido ante el Albacete, sustituyó a un Arana al que no le gustó el cambio. El francés, fresco, disfrutó de una buena ocasión al poco de entrar, pero su disparo se fue alto. Fue el último intento del Mallorca por sumar la victoria. Debió pensar que mejor un punto que ninguno y se dedicó a defender el empate.

El estreno de Claassen como propietario se queda a medias. Se perdió una oportunidad de ganar, pero las sensaciones que dejó el equipo invitan a pensar que esto solo puede ir a mejor.

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