Llorenç Serra Ferrer negociará esta mañana con Utz Claassen la venta de su 49 por ciento de acciones. No lo harán personalmente. Se trata de la primera reunión que se celebrará para tratar de avanzar en la compraventa y ambos estarán representados por sus respectivos abogados: Eduardo Valdivia en nombre del pobler y Roberto Mazorriaga de parte del alemán.
Hay contactos informales desde hace días y Serra Ferrer está decidido a desprenderse de sus acciones, por las que pedirá 1,5 millones de euros. Se trata de una cifra notablemente inferior a los 2,4 millones de euros que iba a pagarle Dudu Aouate. La condición que pone el pobler es cobrarlo al contado -el israelí proponía un pago aplazado a partir de 2019-.
La otra para de la operación es Biel Cerdà, pero tanto el máximo accionista como Valdivia obviarán la sindicación porque la consideran amortizada desde que el presidente acudió a los juzgados a pedir la nulidad. En todo caso, todo apunta a que Claassen tiene un acuerdo con Cerdà desde hace tiempo para adquirir su 5,4 por ciento por lo que, en caso de que fructificaran las negociaciones con Serra Ferrer, reunirá casi el 98 por ciento del accionariado antes de que finalice el año.
Con la ampliación de capital aprobada, el máximo accionista solo tenía dos caminos: cubrir su parte del dinero -un millón de euros- sin tener ninguna garantía de que así recuperaría el control del Mallorca, o desprenderse de su paquete accionarial.
Ha escogido esta segunda opción y pese a la animadversión que existe entre ambos, ha aceptado negociar con Claassen. Es también un portazo en toda regla a Filippo Ghirelli, de quien no se fía pese a que le ofrece una cantidad superior al millón y medio de euros que hoy pondrá sobre la mesa.
La operación está todavía muy verde. Hay buena predisposición entre las dos partes, pero cabe suponer que no será fácil un acuerdo entre dos accionistas que llevan casi tres años en guerra.
Lo que queda claro es que Claassen está apostando muy fuerte por controlar el Real Mallorca. El primer paso lo dio la pasada semana, cuando él y su esposa Annette desembolsaron 1,8 millones de euros para adquirir el 25 por ciento que controlaba Pedro Terrasa. Y en la ampliación de capital deberá abonar dos millones de euros si Serra Ferrer no cubre su parte, además de comprarle sus acciones por el precio que finalmente se pacte.
De facto, el alemán ya controla el club desde que logró nombrar a dos apoderados de su confianza -Juan Barrios y Annette Claassen-. Barrios es también el director general y en la parcela deportiva tiene depositada mucha confianza en Miquel Àngel Nadal.
Únicamente le falta alcanzar la mayoría accionarial y contra todo pronóstico Serra Ferrer puede ser la llave para conseguirlo.
El gran interrogante es Cerdà. Si el pobler da por rota la sindicación su cinco por ciento puede convertirse en papel mojado, lo que significaría que Claassen ya no le necesitaría para asaltar el control de la institución.
Los próximos días serán claves para que de una vez por todas el Real Mallorca tenga una propiedad estable y se pongan fin a las batallas por el poder. Claassen tiene el viento a favor para ser el próximo propietario del club.
