Una primera parte más que aceptable y saber sufrir en la segunda. Este sería un buen resumen de lo que fue el Mallorca ayer en El Sardinero. A diferencia de las primeras jornadas, en las que se desmoronaba al primer contratiempo, el equipo de Karpin sabe ahora competir. Por eso sacó los tres puntos ayer ante un rival que empujó de lo lindo en la segunda parte. Sin alardes, con una seriedad y contundencia en defensa que hacía tiempo no se veía y un Marco que de nuevo marcó la diferencia, este Mallorca sigue su camino hacia las alturas de la clasificación, viniendo desde las catacumbas.

Será muy interesante comprobar de lo que es capaz este Mallorca sin Marco, que no estará el sábado ante el Alcorcón por un absurdo torneo internacional amistoso en categoría sub´19. El joven jugador ha sido clave en las cinco victorias consecutivas y alguien deberá coger el relevo. El equipo está enrachado, y con Marco o sin él, la fiesta debe continuar. Puede que no sea la única baja ya que Bigas tuvo que abandonar el terreno de juego antes de hora, y la cosa no tiene buena pinta. De todos modos, si el equipo muestra el nivel de compromiso exhibido ayer y en las últimas jornadas, la sexta victoria es posible. Y todo ello sin cobrar por culpa de unos dirigentes que, a diferencia de los futbolistas, siguen sin dar la talla. Los primeros se han ganado el respeto de la afición; los directivos el desprecio.