Del cadete B a un barco a la deriva. Javier Olaizola dirigirá al Real Mallorca los tres partidos a vida o muerte en los que el equipo peleará por no descender a Segunda B. Pep Alomar, hasta ahora técnico del filial, le asesorará como ayudante. Así lo decidió un bronco Consejo que formalizó la destitución de Lluís Carreras, que estuvo a punto de suspenderse por falta de quórum al estar presentes únicamente tres consejeros, y que casi dinamitó Biel Cerdà cuando se sacó de la manga la opción de Llorenç Serra Ferrer para el banquillo. Por si faltaba algo, la reunión también incluyó la dimisión de Toni Prats de su cargo de director deportivo.

Hubo suspense hasta el final porque el presidente se negó a hacer oficial el nombramiento de los relevos de Carreras hasta pasadas las 21:00 horas. Pero Olaizola y Alomar dirigirán hoy su primera sesión en Son Bibiloni y el domingo se sentarán en el banquillo de Montilivi, donde el Mallorca se jugará ante el Girona gran parte de sus opciones de permanencia.

Solo Cerdà, Tolo Martorell y Miguel Blum estaban presentes en Son Moix a las diez de la mañana, hora señalada para el Consejo. Se habían ausentado Serra Ferrer -alegó enfermedad-, Utz Claassen, Carme Suau y Pedro Terrasa. El presidente dio una hora de demora para que al menos asistieran cinco consejeros, el número mínimo para que se pudiera celebrar la reunión. Blum llamó a Terrasa, que acudió al estadio a la carrera. Y Martorell hizo lo propio con Suau.

Prats abrió fuego cantando las bondades de Olaizola. El director deportivo argumentó que el vasco fue un futbolista experimentado, con carácter, conocedor del vestuario y del club. Terrasa le reprochó entonces que esas mismas cualidades eran las que tenía Miquel Àngel Nadal y sin embargo le desechó como relevo de José Luis Oltra.

Entonces Cerdà pidió a Prats que evaluara a Serra Ferrer como posible opción para el banquillo. El de Capdepera se negó, y el presidente le replicó que estaba obligado a hacerlo. En ese momento el director deportivo dejó sobre la mesa su escrito favorable a Olaizola, anunció su dimisión, dijo que estaba dispuesto a volver a su antigua función de coordinador de la cantera y abandonó la sala ante el asombro de la mayoría de consejeros.

Cerdà apenas se inmutó, y preguntó si tenían alguna propuesta alternativa a la de Prats y respaldada por Serra Ferrer. Nadie la tenía, porque incluso Blum y Terrasa, siempre críticos con el máximo accionista, opinaban que lo más práctico era aceptar la dupla Olaizola-Alomar para no crear polémicas innecesarias en un momento tan crítico.

Pero el presidente insistió en el pobler, argumentando su brillante trayectoria como entrenador y recordando que era el que mejor conocía a los futbolistas porque había sido él quien los había fichado. Serra no estaba presente, y tampoco se puso al teléfono. Cerdà, Terrasa y Blum dieron su voto favorable a que el máximo accionista se sentara en el banquillo si estaba de acuerdo.

Sin embargo, Blum pidió que también se votara la contratación de Olaizola para prevenirse contra una más que probable negativa del pobler. Votaron a favor Suau y Martorell; el alemán, Terrasa y Cerdà se abstuvieron.

Horas más tarde Serra Ferrer comunicó su rechazo a convertirse en el tercer técnico de la temporada. Era la decisión más previsible porque el pobler siempre ha manifestado que no tiene ninguna intención de sentarse en el banquillo bermellón.

De Olaizola se espera que contagie algo de su carácter a unos futbolistas apocados. Mientras que Alomar, que acompañó a Serra en el Betis y el AEK, y formó parte de los cuerpos técnicos de Laudrup y Caparrós como preparador físico, tendrá la iniciativa en cuestiones tácticas. Sin tiempo para aplicar nuevos conceptos, la prioridad es levantar la moral de un grupo hundido.