Gerard Moreno, el joven delantero que, sin explicación lógica alguna, desapareció de las alineaciones siendo el máximo goleador, evitó ayer el desastre con dos goles que, al menos, sirven para salvar los muebles. Tras una primera parte para olvidar, y van no se sabe cuántas, el equipo de Oltra se puso las pilas con todo perdido para igualar un partido que no le permite meterse en la promoción de ascenso, pero que le sirve para seguir en la lucha.

No hay explicación lógica a la pachorra del equipo en las primeras partes. Sea quien sea el rival, maneja el partido a su antojo ante un Mallorca falto de intensidad, sin ningún ritmo competitivo y hasta incluso desganado. Como si pensara que su tiempo ya llegará, aunque sea intentando la heroica, como ayer.

Oltra, que en la víspera dijo que los sucesos ocurridos esta semana en la planta cada vez más innoble del Iberostar no servirían de excusa para justificar un mal resultado, volvió a pecar de timorato. Pase que lejos de Son Moix el planteamiento de entrada sea algo más conservador. Pero resulta inexplicable que el punto de partida sea el mismo tanto si se juega fuera que en casa. Vallejo y Thomas son ahora, al parecer, intocables para el técnico valenciano. De un equipo que se le supone candidato al ascenso directo, aunque cada vez hay menos motivos para creerlo, se espera algo más de atrevimiento. Por ejemplo, Riverola por un Vallejo ayer espeso, que pidió el cambio a gritos mucho antes de que se produjera.

El Córdoba se puso por delante muy rápido. Y con merecimiento, porque era el único equipo que proponía algo. Y, como suele ocurrir en estos casos, fue un mallorquín, Xisco, el que marcó para los andaluces al rematar a placer de cabeza. El grupo de Oltra no reaccionó, en un primer tiempo lamentable, por (falta de) juego e ideas. A seis minutos para el descanso, Miño evitó el segundo a tiro de Caballero. Una falta de Alfaro que se estrelló en el larguero en el minuto 43 fue el único bagaje ofensivo de los rojillos en un primer tiempo esperpéntico.

Oltra apostó incomprensiblemente por los mismos once jugadores tras el descanso. El decorado no solo no cambió sino que empeoró con el gol de Pedro a los ocho minutos de la reanudación. En una sucesión de errores de los jugadores rojillos, el delantero andaluz chutó raso y a la izquierda de Miño. Hacía un minuto que Gerard había entrado por Vallejo. Se le veía con ganas al catalán. Ganas de demostrar que con él se ha cometido una injusticia y que, desde fuera, da la impresión que Oltra se ha dejado influir más por los nombres -Geijo, Hemed- que por el hombre. Siete minutos tardó Gerard en marcar su noveno gol en esta Liga, bien es cierto que con la inestimable colaboración del portero Saizar, que se tragó el disparo del punta rojillo. Este gol entró al equipo en el partido. Cuatro minutos después Hemed sustituyó a un Geijo decepcionante que fue despedido con pitos. Lo del Mallorca empezaba a parecer un asedio. Oltra, tal vez demasiado tarde, tiró la casa por la ventana dando entrada a Víctor por Nunes. Y llegó el empate a ocho para el final al aprovechar Gerard un muy buen centro de Alfaro, ayer apagado. El milagro de la remontada era posible, entre otras cosas porque el Córdoba estaba tocado. Muy nervioso. Lo demostró su guardameta, como un flan desde su clamoroso error en el primer gol local, y Luso, con una dura entrada a Alfaro en el minuto 91 que le costó la expulsión. Pero no hubo tiempo para más. El Mallorca se tuvo que conformar con un punto que, visto lo visto, sabe a victoria. Como el de siete días antes en Las Palmas. Con las facilidades que se dan en defensa, está claro que para ganar hay que marcar al menos tres goles.

El árbitro

Sánchez martínez

Excesivamente meticuloso

No dejó contento a nadie el colegiado murciano. No influyó en el resultado, pero es el tipo de arbitraje que molesta a los jugadores. Demasiado meticuloso, pendiente de aspectos que le repercuten a la hora de valorar lo que ocurre en el terreno de juego.

Lo mejor

Gerard

La entrada de Gerard a falta de media hora fue clave para que el equipo al menos sumara un punto. El catalán necesitó 23 minutos para marcar dos goles y reclamar la titularidad, que era suya y que perdió sin ninguna explicación lógica.

Lo peor

La defensa

El Mallorca sigue sin solucionar los enormes agujeros que deja en defensa. El equipo menos goleador a domicilio marcó dos tantos a un rival que sangra en la zaga.