El mallorquinismo tiene motivos para respirar aliviado con el triunfo ante el Girona, pero lo cierto es que después de estas primeras diecinueve jornadas de competición el equipo no ha estado ni un solo segundo en puestos de play-off de ascenso a la elite. Una decepción a tenor de las expectativas que se despertaron en verano y que ahora se han rebajado de forma sustancial. A nadie se le debe olvidar que el objetivo que se marcó el director deportivo Llorenç Serra Ferrer y el técnico José Luis Oltra no es quedar entre el tercero y el sexto en esta Liga Adelante, sino entre los dos primeros. Lo mejor es que a pesar de este irregular inicio, con una enorme cura de humildad para todos de por medio, el Mallorca tiene opciones de sobra para cumplir con su obligación. Pero también es cierto que en esta Segunda tan apasionante como llena de equipos mediocres, hasta los que están en descenso también tienen posibilidades. No obstante, mejor hacer un esfuerzo y ver la botella medio llena porque la lógica dicta que no se pueda a ir a peor y que este grupo irá hacia arriba. Ahora defiende con mucha más solvencia y en ataque, con una nómina de delanteros que ya quisieran algunos Primera, no parece que vaya a tener problemas de gol.

Oltra y su tecla. Está claro que el entrenador sigue sin encontrar su once ideal, ni siquiera algo que se le parezca, por mucho que se intente explicar por la supuesta gran competitividad en la plantilla. Porque antes Íñigo Pérez era indiscutible y ahora está en la grada. O Víctor y Gerard era la dupla perfecta y ahora la titular es Alfaro-Geijo, por poner algunos ejemplos Lo que es seguro es que el valenciano no se va a tirar piedras contra su propio tejado y que ya sabe que si encandena malos resultados su silla se tambalea con demasiada facilidad, por lo que es el que tiene más que perder. Lo que sí está gestionando con maestría, sin discusión, es el esperpento institucional que le está tocando vivir. No ha sido tan torpe como Joaquín Caparrós, que se posicionó, aunque es evidente que se siente más cercano a Serra que a Cerdà por su relación en la confección de la plantilla. Tiene claro que lo importante es el balón.